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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Estados Unidos declara:

"El comandante en jefe… es… responsable" de los crímenes que cometen sus fuerzas militares

8 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

De un lector:

1º de septiembre de 2013. Mientras que se desenvolvía las presiones generalizadas por una intervención estadounidense en Siria, el New York Times del 28 de agosto de 2013 publicó los siguientes argumentos de una portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, los que justifican los planes para lanzar ataques militares contra el régimen del presidente Bashar al-Asad:

Aun sin evidencia concreta que relacione al Sr. Asad con el ataque, los funcionarios de la administración aseveraron que el líder sirio tiene la responsabilidad en última instancia de las acciones de sus tropas y por ende tiene que rendir cuentas.

"El comandante en jefe de todo ejército es responsable en última instancia de las decisiones tomadas bajo su mando", dijo la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf — aunque, añadió: "Él que no sea el que oprima el botón o diga 'adelante'" [énfasis añadido].

Vale la pena analizar esta declaración con detenimiento. Estados Unidos presenta sus amenazas de atacar a al-Asad según una aplicación de un principio universal, argumentando que en toda situación, el comandante de las fuerzas armadas es responsable de todo lo que hagan esas fuerzas armadas, aunque él o ella no lo ordenara directamente, o ni siquiera estuviera al tanto. Así que en Siria, según este principio, aunque Estados Unidos no sepa o no pueda corroborar que al-Asad ordenara el ataque de gas, el hecho de que sus tropas (supuestamente) lo llevaron a cabo le hace a al-Asad responsable, hace que sea un criminal de guerra internacional y justifica la acción militar de Estados Unidos para "castigarlo" o de plano eliminarlo.

Pero si eso es un principio universal, si no sólo se aplica a Siria sino "al comandante en jefe de todo ejército" en el mundo, pues, ¿no tenemos que preguntar: "Cómo se aplica esto al comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos, es decir, al presidente de Estados Unidos?"

Vamos a adentrarnos en eso dentro de poco, y ¡vamos a revelar unos hechos muy condenatorios sobre "la responsabilidad en última instancia" de los presidentes de Estados Unidos! Pero primero es importante mencionar que en los medios de comunicación en Estados Unidos, no hay casi nadie que ni siquiera plantee esa interrogante y que en la población general de Estados Unidos, la mayoría de la gente ni siquiera reconoce que no se plantea esa interrogante.

De hecho, los medios de comunicación, el sistema de educación, las instituciones religiosas y los "debates" políticos interminables en torno a las elecciones le enseñan a la gente de modo que dé por sentado, sin siquiera pensar sobre ello, que solamente se hallan "actores malos", criminales de guerra, tiranos y déspotas entre los adversarios de Estados Unidos y que "nosotros" somos "los buenos". Enseñan a creer que las intenciones de Estados Unidos siempre son buenas, que "luchamos por la libertad, la democracia y los derechos humanos" aunque a veces "cometamos errores". (Piense en cómo siempre describen la guerra de Irak —una guerra con el evidente propósito de dominar una región estratégica, su riqueza y su población, una guerra lanzada al amparo de un huracán de mentiras deliberadas— los medios de comunicación, incluso los que critican a esa guerra, como "un error" o una guerra "que resultó de la mala inteligencia" y nunca como un crimen que costó cientos de miles de vidas.)

Cuando en efecto ponen al descubierto las atrocidades, masacres, violaciones, tortura y otros crímenes de lesa humanidad y los asocian con las fuerzas estadounidenses y cuando Estados Unidos no puede suprimir tales denuncias y se ve obligado a fingir preocupación y hacer que alguien rinda cuentas, hace todo a su alcance para echarle la culpa a "la mala inteligencia", "la corrupción" y "unos elementos sin escrúpulos" y denunciar a unos miembros de bajo nivel de las instituciones políticas o militares participantes, al mismo tiempo que hace todo a su alcance para proteger al comandante en jefe contra toda deshonra.

De ahí, ¿es de sorprender que, en términos de "la responsabilidad en última instancia del comandante en jefe" por los crímenes de lesa humanidad, los medios de comunicación no toquen y la mayoría de la población no considere el tema de cómo eso se aplica a los presidentes estadounidenses?

Pero ahora dejemos a un lado esa forma de pensar (en realidad, una forma de no pensar) y apliquemos en serio el principio planteado por el gobierno de Estados Unidos al gobierno de Estados Unidos. Al hacer eso, veremos que ¡todo presidente estadounidense, vivo o muerto, ha sido "responsable en última instancia" de masacres, golpes de estado, asesinatos, violaciones, tortura, ataques con bombas atómicas y, sí, con gas venenoso y armas biológicas efectuados bajo su mando general!

 

1) La masacre de civiles, la aldea de My Lai, Vietnam, 1968. El coronel ordenó a una parte de la División Americal, Compañía Charlie, a "meterse [a My Lai] de manera agresiva, acérquense al enemigo y aniquílenlo completamente". Antes del ataque, su capitán les dijo: "Todos son V.C. [Viet Cong], pues ándenle y atáquenlos… ¿Quién es mi enemigo? Cualquiera que huya de nosotros, que se oculte de nosotros o que se parezca al enemigo".

Durante los siguientes dos días, la Compañía Charlie le prendió fuego a la aldea y los cultivos, contaminó los pozos y asesinó de 347 a 504 civiles no armados, los que incluyeron a muchas mujeres, niños y bebés. Violaron, torturaron y mutilaron a muchísimas mujeres. A tres soldados que intentaron impedir la matanza, posteriormente los denunciaron varios congresistas de Estados Unidos como traidores.

Cuando fracasó un intento de alto nivel de suprimir las noticias de la masacre y ante la indignación popular en todo el mundo, el ejército estadounidense acusó y condenó a… un solo teniente (William Calley). Lo condenaron a cadena perpetua pero en los hechos sólo sirvió tres años de arresto domiciliario.

El comandante en jefe durante la Masacre de My Lai: el presidente Lyndon Johnson.

 

2) El uso de gas venenoso de parte de Irak en la guerra Irán-Irak

Estados Unidos afirma que lo horroriza y se ve obligado a responder el supuesto uso de armas químicas de parte de al-Asad. Así que veamos otro infame ejemplo: el uso de gas venenoso de parte de Irak en la guerra Irán-Irak de 1980-1988. Estados Unidos invocó eso para justificar la invasión de Irak de 2003. Pero en realidad, una operación encubierta de Estados Unidos instigó y asistió a Irak cuando usaba las armas químicas contra las fuerzas iraníes y su propia población kurda. (En ese entonces, Estados Unidos apoyaba al régimen de Sadam Husein en Irak contra Irán.)

El New York Times del 18 de agosto de 2002 citó a oficiales militares de alto nivel con conocimiento directo de un programa secreto bajo el cual unos funcionarios estadounidenses "brindaron a Irak asesoría crucial en un momento en que las agencias de inteligencia estadounidenses sabían que los comandantes iraquíes iban a emplear armas químicas para librar las batallas decisivas de la guerra Irán-Irak.

"Más de 60 asesores de la Agencia de Inteligencia de Defensa [DIA] le brindaron a Irak información detallada sobre el despliegue militar iraní, sus planes y tácticas para bombardeos y batallas y los daños que incurrían".

El programa este continuaba aun cuando se hizo claro que las fuerzas militares de Irak "habían integrado a su arsenal armas químicas y las empleaban en los planes de batalla que los asesores estadounidenses preparaban o recomendaban".

Un oficial de la DIA dijo que al Pentágono "no le horrorizó el uso de gas por Irak. Fue simplemente otra forma de matar; le daba igual que mataran con balas o con gas fosgeno".

Miles de iraníes resultaron masacrados o lisiados por ataques de gas de parte de los iraquíes.

El comandante en jefe que supervisó el uso del gas envenenado: el presidente Ronald Reagan.

 

3) La tortura de los presos en la cárcel Abu Ghraib, Irak, 2003-2004.

Después de que los Estados Unidos invadió a Irak, a miles de iraquíes, de presuntos insurgentes a personas sindicadas de haber cometido crímenes menores, los metió a la cárcel militar Abu Ghraib, donde de rutina el personal de los Estados Unidos abusó de ellos. Usaron perros para atacar a los presos, orinaron encima de éstos, los obligaron a posar para fotos, desnudos y amontonados unos encima de otros al lado de soldados de Estados Unidos y a veces éstos los mataron a golpes.

Cuando los periodistas denunciaron esto, el gobierno de los Estados Unidos aseveró que era una operación solitaria ("canalla") que se iba contrariamente a la política de los Estados Unidos. Pero unos documentos que obtuvieron el Washington Post y el ACLU muestran que el más alto oficial militar en Irak, el teniente general Ricardo Sánchez, había autorizado el uso de perros militares, extremos de temperatura, patrones de sueño al revés y la privación sensorial como métodos de interrogación en Abu Ghraib. Y en el mismo período, el procurador general de los Estados Unidos había encargado los infames "memos de tortura" que trataron de justificar legalmente la tortura de una variedad de modos distintos. Otra vez, ante la indignación popular, los Estados Unidos singularizó a las personas de bajo rango que estuvieron involucradas, a la vez que buscaba un mecanismo de proteger al comandante en jefe y distanciarlo de cualquier responsabilidad. Rebajaron de rango a algunos oficiales, a la vez que a 11 soldados (siendo el rango más alto un sargento) los condenaron de varios crímenes.

El comandante en jefe para la operación de tortura de Abu Ghraib: El presidente George W. Bush.

 

4) Los ataques de aviones sin tripulación: Durante la última década, al menos 2.000 personas han muerto en el mundo debido a los ataques de aviones sin tripulación. Uno de lo más horrorosos fue un ataque sobre un seminario religioso en Chenegai, Pakistán. El 30 de octubre de 2006, los aviones no tripulados de la CIA dejaron en ruinas la mayor parte de la escuela. El objetivo, según reportes, era el director. Murieron 80 civiles, entre ellos 69 niños.

Los ataques de aviones no tripulados se han intensificado enormemente bajo el presidente Obama; desde que tomó posesión, ha habido informes creíbles de la muerte de 282 a 535 civiles, entre ellos más de 60 niños. Estados Unidos asevera que "la mayoría" de los que mata son "terroristas", pero una forma en que hace esto es declarando que cualquier hombre en edad militar que resulte muerto en un ataque de avión no tripulado es por definición un terrorista a menos que se pueda comprobar lo contrario.

El comandantes en jefe para los ataques de aviones no tripulados: George W. Bush y Barack Obama.

 

Los anteriores son solamente cuatro ejemplos de los últimos 50 años, pero retamos en serio a cualquiera a encontrar a un presidente de los Estados Unidos quien no tenga en las manos la sangre de un sinnúmero de inocentes. Confiamos en que mientras más usted trate de encontrar a uno, más llegará a ver que esos líderes en sí no son sino unas bestias con los colmillos y manos cubiertos de la sangre de millones de personas.

Es el sistema capitalista imperialista en sí, edificado sobre la opresión de miles de millones de personas en todo el mundo, el que requiere que sus líderes más importantes estén dispuestos a masacrar a inocentes en busca de los infames "intereses estratégicos de Estados Unidos" y es este sistema el que es necesario eliminar para que la humanidad pueda florecer. Pero se puede decir acerca de los varios comandantes en jefe de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, demócratas y republicanos por igual, que todos han sido representantes dignos y verdugos aptos para el sistema brutal y anticuado que ensalzan y sirven.


 

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