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Revolución #124, 23 de marzo de
2008
Convocan protestas para el 19 de marzo
CINCO AÑOS DE GUERRA INJUSTA E INMORAL
Hace cinco años, el 18 de marzo del 2003, Estados Unidos envió aviones de
combate, buques de guerra y docenas de miles de soldados al otro lado del mundo
para invadir a Irak, un país de 25 millones de personas del tamaño de
California. Con motivo del quinto aniversario de esta guerra, se han convocado
importantes y urgentes protestas por todo el país (ver los detalles al final de
este editorial).
El gobierno de Bush le acusó a Irak de tener peligrosas armas de destrucción
masiva y de amenazar a Estados Unidos. Pero Irak no tenía esas armas, y el
gobierno estadounidense lo sabía. Bush dijo que la invasión fue para impedir
otro ataque como el del 11 de septiembre del 2001. Pero Irak no trabajaba con al
Qaeda y no tenía nada que ver con el 11 de septiembre, y la camarilla de Bush lo
sabía.
El gobierno de Bush dijo que la invasión fue para liberar al pueblo iraquí de
la tiranía de Saddam Hussein. Pero la invasión nunca tenía nada que ver con la
liberación de los iraquíes ni nadie más. Tenía que ver con conquista, control e
imponer la dominación estadounidense más directa en Irak. Y la ocupación es una
continuación de esas metas. Estados Unidos no está en Irak hoy para “arreglar
los daños” que causó. Está en Irak para conquistar al país. La ocupación es una
continuación —e intensificación— del crimen de invadir al país.
Por eso la invasión y ocupación han convertido a Irak en un sangriento campo
de matanza, han destruido gran parte del país y lo han dejado en ruinas. Hoy,
cinco años después de la invasión, la vida de millones de iraquíes es un
infierno y una pesadilla, y peor que durante la tiranía de Saddam.
Estados Unidos forjó una alianza de fuerzas reaccionarias, los colocó en el
poder y lo llamó un gobierno democrático. Eso contribuyó a desencadenar a los
escuadrones de la muerte de facciones, que han asolado el país con limpieza
étnica. Hoy no existe un gobierno central coherente, sino un mosaico de
pandillas reaccionarias que controlan diversas partes del país, y las fuerzas
armadas yanquis son la mayor pandilla. Además, el gobierno de Bush ha propuesto
volver a redactar las leyes iraquíes para poner la economía y las riquezas
petroleras a la disposición del capital estadounidense. Ha construido enormes
bases militares, algunas de las cuales podrían ser permanentes y desde las
cuales podría atacar a otros países.
Lo que ha hecho y ha desatado Estados Unidos ha causado la muerte, la
mutilación, la tortura, el maltrato y el desplazamiento de muchísimos más
iraquíes que la invasión. Las investigaciones científicas más precisas han
concluido que entre 500,000 y un millón de iraquíes han muerto. Entre 4.5 y
cinco millones de iraquíes han tenido que abandonar sus hogares por las acciones
estadounidenses, o sea el 20% de la población (el equivalente de 60 millones de
estadounidenses). Gran parte del país no tiene los servicios más básicos; la
población de Bagdad tiene menos agua potable que antes. Más de 24,000 iraquíes
están en los penales yanquis, la mayoría sin acusaciones. La mujer experimenta
más brutalidad que nunca, entre otras razones porque el nuevo gobierno iraquí
está tratando de imponer el derecho islámico reaccionario.
Las fotos de Abu Ghraib captan de lo que realmente se trata esta ocupación:
las caras sonrientes de los soldados que señalan aprobación al lado de cadáveres
de iraquíes mutilados, y los presos iraquíes desnudos y aterrorizados,
humillados y degradados por soldados y perros. O se puede estudiar un artículo
de la revista The Nation de Chris Hedges y Laila Al-Arian, que describe los
asesinatos sin discriminación que han cometido las fuerzas armadas
estadounidenses, con su actitud omnipresente de que “un iraquí muerto es
simplemente otro iraquí muerto”, como lo expresó un ex combatiente. Es una
“empresa oscura y depravada” en que “muchos soldados le declararon la guerra a
todos los iraquíes”. (Hace poco unos ex combatientes de Veteranos de Irak contra
la Guerra celebraron audiencias del “Soldado del invierno” en Washington, D.C.,
y dieron testimonio sobre lo que ha pasado).
Y esta brutalidad continúa sin parar.
¿Por qué es así? Non fue porque Bush es imbécil o incompetente, ni tampoco se
debió a la mala planificación. Se debe esencialmente a la naturaleza injusta e
imperialista de esta guerra y ocupación.
Se debe a que la invasión de Irak es parte de un plan mayor para conquistar,
someter y dominar más directamente toda la región alrededor de Irak, o sea el
Medio Oriente.
Y esto a su vez es parte de un plan —detallado en los documentos estratégicos
del gobierno— para utilizar esa región como arma en una batalla global para
crear un imperio indiscutible e indisputable para dominar todo el planeta y
controlar el destino de miles de millones de personas.
Así que la guerra de Irak no fue —y no ES— un “error” o una “política mala”.
La iniciaron con mentiras, es una guerra en aras del imperio y es un crimen
moral. Y la ocupación yanqui de Irak, con los ataques contra la población civil
—la muerte, la degradación y la violación— es un crimen de guerra según los
criterios del Tribunal de Nuremberg que juzgó a los nazis.
Todo esto se hace en tu nombre, y supuestamente para protegerte. Pero nada de
esto corresponde a los intereses de la gente, del mundo o de los que viven en
Estados Unidos. Se libra en aras de los intereses de un sistema de explotación
que se opone diametralmente a los intereses de la humanidad. Y el veneno de que
solo las vidas de los estadounidenses son importantes, y no de los demás, es sin
escrúpulos.
Piensen en serio en donde ha encaminado el planeta la clase dominante
estadounidense en los últimos cinco años. Cuando pusieron al descubierto la
tortura de Abu Ghraib, ¿qué pasó? ¿El rechazo sistemático de la tortura? No, de
hecho ocurrió todo lo contrario: la legitimación y legalización sistemática de
la tortura por el gobierno. Cuando pusieron al descubierto el espionaje
gubernamental de millones de estadounidenses, ¿qué pasó? El Congreso lo aprobó.
Y todo esto ha pasado con la colaboración de los demócratas que son la mayoría
en el Congreso: han apoyado los proyectos de ley de tortura de Bush o no han
hecho nada para impedir que se aprobaran.
¿Y la “guerra contra el terror” no definida y sin límites, que los estrategas
estadounidenses dicen que durará dos generaciones (40 años) hasta someter
brutalmente a toda la región del Medio Oriente y Asia central y aplastar
violentamente a los movimientos islamistas anti Estados Unidos? ¿Cuál país será
el próximo blanco de la “guerra contra el terror”? ¿Irán? ¿Gaza? ¿Líbano?
¿Siria? ¿Pakistán? ¿O todos estos países?
Nada de esto “desaparecerá” cuando (y si) Bush deja su cargo en enero. Bush y
su gobierno —con el acuerdo y la colaboración de los demócratas, entre ellos
Clinton y Obama— han establecido un curso que durará décadas, o hasta que la
población de Estados Unidos tome acciones políticas en sus millones para
rechazar y parar toda esta trayectoria.
Votar no cambiará nada, y menos dedicar las energías a elegir a un candidato
que promete manejar mejor la guerra, la tortura y el horror. John McCain habla
de mantener las tropas en Irak cien años; Hillary Clinton se jacta de que es la
más dura sobre la seguridad nacional; y Barack Obama, el candidato que se
presenta como la “nueva cara” para el imperio, ya demostró lo que representa
cuando votó a favor de gastar otros $300 mil millones para la guerra de Irak, se
negó a obstruir (con un filibuster) los proyectos de ley sobre la tortura y los
jueces que la aprueban, y dijo que representa a “Estados Unidos” y su “promesa”,
o sea, USA número uno. Hay que hacerle frente a estas realidades e investigar
a fondo qué clase de sistema creó toda esta miseria y horror innecesarios, y qué
clase de cambio revolucionario se necesita.
Desde esa perspectiva, y como parte de la tarea de forjar un movimiento
revolucionario, tenemos que superar todos los miedos, combatir la apatía y la
complicidad, y demostrar a todos la realidad de lo que este sistema le está
haciendo al mundo.
Corresponde a los intereses de los pueblos del mundo —y de Estados Unidos—
parar esta guerra y que Estados Unidos se retire de Irak… ya. Lo que se necesita
urgentemente es el nivel de protesta y resistencia masivas que vimos hace cinco
años, la víspera de la invasión. Se debe esforzarse por hacer esto, y unirse con
todos los que quieran forjar esta clase de resistencia política masiva.
Esta semana habrá protestas con motivo del quinto aniversario del comienzo de
la guerra convocadas por muchos grupos, entre ellos El Mundo no Puede
Espera-Fuera Bush y su Gobierno. El Mundo no Puede Esperar ha convocado
protestas en Washington, D.C. (a la 1 pm en el parque Lafayette, en frente de la
Casa Blanca) y otras ciudades por todo el país (ver la lista de protestas en
worldcantwait.org). Berkeley, California, será un centro de protesta. Como
informamos el 24 de febrero, la batalla de Berkeley para sacar a los
reclutadores de la Infantería de la Marina tocó una fibra sensible por todo el
país, y le infundió vigor a la gente e indignó a los reaccionarios, porque forjó
un camino que puede parar esta guerra y que rechaza el mantra de “apoyar a las
tropas” que en este momento es uno de los principales pretextos ideológicos y
políticos para continuar la guerra. El 19 de marzo en particular, habrá
resistencia civil no violenta en Berkeley, frente al centro de reclutamiento,
para decir: “¡No a la guerra! ¡No a la tortura! ¡No a los reclutadores!”.
Dondequiera que estén, participen en las protestas, vístanse de naranja y hagan
lo posible para que sean lo más poderosas posibles. ¡Paremos esta guerra…ya!
La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es democracia, sino
capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo
imponen.
Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino
imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
Bob Avakian, presidente del Partido Comunista
Revolucionario, EU
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