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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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(Nuevo)
03-15-11

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Revolución #56, 13 de agosto 2006

Ataque contra el disentimiento académico llega a Madison, Wisconsin

Kevin Barrett, quien ha enseñado por 10 años Islam, literatura africana y otras materias en la Universidad de Wisconsin en Madison, es el nuevo blanco de los lobos derechistas que atacan el pensamiento crítico y el disentimiento en los círculos académicos. La semana pasada, una carta del representante estatal republicano Steve Nass firmada por 61 de 133 legisladores (todos republicanos menos uno) al gobernador y a los directores de la universidad urgió la cancelación del contrato de Barrett para dar un curso de un semestre sobre “Islam: Religión y cultura”. Nass advirtió que si no despiden a Barrett, los legisladores que firmaron la carta recortarán los fondos públicos de la universidad.

Los dictadores del mundo académico han resuelto que Barrett, licenciado en literatura inglesa y francesa de la Universidad San Francisco State, ganador de una beca Fulbright y doctorado hace dos años en idiomas, literatura y folclor africanos en la Universidad de Wisconsin, “no está calificado para enseñar”. ¿Por qué? O como el propio Barrett pregunta: “¿Por qué Wisconsin, tan liberal, se enloquece por un profesor auxiliar que gana $8,000 al año y ni siquiera está enseñando sus propios puntos de vista? Me esfuerzo por presentar ante los estudiantes diversas interpretaciones”. Aparentemente, lo que descalifica a Barrett como maestro es que no acepta la historia oficial de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 y lo dijo en un programa radial. Barrett es cofundador de la Alianza Musulmana-Judía-Cristiana por la Verdad sobre el 11 de Septiembre y miembro de Académicos por la Verdad sobre el 11 de Septiembre. Barrett dijo: “Para mí, después de estudiar los hechos por dos años y medio, la hipótesis más probable es que se trata de un nuevo Pearl Harbor. Obra de gente del gobierno, preparada por las agencias de espionaje, probablemente autorizada y dirigida por el vicepresidente Cheney”.

Una semana del curso de Barrett sobre el Islam explorará “El 11 de septiembre y la guerra contra el terror”. En una carta al New York Times Barrett escribió: “En un curso de introducción sobre el Islam es completamente apropiado dedicar una semana a la indagación de la estructura, la historia y la influencia de la ‘guerra contra el terror’ tal como las perciben los musulmanes y los que no son musulmanes. El hecho de que entre el 60% (según la encuesta Pew, mayo de 2006) y el 89% (según el canal al-Jazeera, octubre de 2003) de musulmanes y televidentes de al-Jazeera piensa que lo de los ‘19 secuestradores árabes’ es una mentira me parece interesante y que merece investigación y análisis críticos. De igual manera, el hecho de que el 42% de los estadounidenses cree que el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre es una pantalla (según la encuesta Zogby, mayo de 2006) y que la mitad de los neoyorquinos piensa que altos funcionarios del gobierno cometieron traición y conspiración para matar en masa el 11 de septiembre de 2001 (Zogby, agosto de 2004) es algo que merece un análisis crítico, tanto en el New York Times como en los círculos académicos. Ya que hay una buena cantidad de críticos del Informe de la Comisión que parecen tener argumentos razonables y citan pruebas que no se pueden descartar a la ligera, es imprescindible estudiar sus afirmaciones a la luz del examen crítico”.

Pero para Steve Nass y sus hermanos derechistas, el pensamiento crítico no se debe aplicar a ciertas ideas y sucesos, y en particular no se debe aplicar a la ortodoxia oficial sobre el 11 de septiembre. Y a los que lo hacen hay que sacarlos de las universidades y no permitirles hablar en público. Hace más de un año, Nass trató de impedir que Ward Churchill, un profesor de estudios étnicos de la Universidad de Colorado, hablara en la Universidad de Wisconsin. Esto sucedió en medio de una campaña nacional derechista contra los comentarios que Churchill hizo después del 11 de septiembre. La Universidad de Colorado intentó despedirlo por sus declaraciones políticas, pero después optó por formar un comité de profesores que estudiara minuciosamente la obra de Churchill. A raíz de las conclusiones del Comité es posible que lo despidan por una supuesta falta de ética de investigación, aunque es un profesor con titularidad.

En una declaración que condena la caza de brujas contra Ward Churchill, 600 educadores universitarios dicen: “Piense lo que uno piense sobre las palabras que escogió [Churchill], la única razón por la que lo están juzgando es porque ha criticado desde un punto de vista radical la historia de Estados Unidos y la política contemporánea tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Aparentemente, el 11 de septiembre es ahora la arena movediza de la vida intelectual: se considera herejía examinar a fondo sus causas y cuestionar el papel internacional de Estados Unidos; y a los que indagan se les puede callar, expulsar del trabajo y poner en peligro” (énfasis nuestro). (http://www.defendcriticalthinking.org/) Kevin Barrett es el último de los educadores que tiene que pagar por examinar críticamente la historia oficial sobre el 11 de septiembre.

Barrett también ha recibido amenazas de la TV. En una carta del 18 de julio dirigida al dueño del canal Fox, Rupert Murdoch, Barrett dice: “Me he enterado de que uno de sus presentadores, Bill O’Reilly, ha dicho que le gustaría que me maten y me tiren al puerto de Boston”. En el programa del 11 de julio, O’Reilly criticó a los directores de la Universidad de Wisconsin: “Si fuera la Universidad de Boston, mi antigua universidad, hubieran echado a ese tipo en un dos por tres… Estaría flotando en el río Charles, rumbo al puerto”.

La respuesta inmediata de los directores de la universidad ante estos ataques reaccionarios fue someter a Barrett a una investigación de 10 días. El 1º de agosto, el New York Times publicó que el rector de la universidad, Patrick V. Farrell, dijo que “la universidad no se enfocará en las opiniones políticas del Sr. Barrett, sino en la experiencia pedagógica en la clase. Quiero evitar, en la medida posible, dar la impresión de que es una prueba política para los instructores o el profesorado, que solo los que piensan según un molde predeterminado son aptos para enseñar a nuestros estudiantes. Eso establecería un precedente peligroso”. Sin embargo, el mismo artículo informa que el director de la universidad, John D. Wiley, dijo: “Unos representantes de la administración le pondrán atención y se reunirán con él durante el semestre. ‘No andamos interrogando a todos nuestros instructores para ver qué piensan’”. No, pero aparentemente lo que les espera a quienes poderosas fuerzas derechistas del gobierno y la máquina republicana ataquen por sus posiciones políticas es un escrutinio minucioso de sus clases. También tendrán que valerse por sí mismos ante amenazas de tipos como Bill O’Reilly.

El artículo del New York Times informa que varios estudiantes de la Universidad de Wisconsin dijeron que “piensan que un aspecto importante de la educación es aprender una variedad de teorías, inclusive radicales, antes de formarse una opinión”. Un estudiante dijo: “El estudiante es el que tiene que decidir si le cree o no al profesor. El que haya expresado sus ideas en un programa radial no quiere decir que va a enseñar eso en el curso”. Otro dijo: “Una universidad pública conocida por fomentar el debate académico debe aplaudir la discusión franca. Si eso no se da en una escuela como esta, no sé dónde se va a dar”. Otra estudiante dijo que ella no cree “que el gobierno sea responsable de los sucesos del 11 de septiembre”, pero que “hoy sabemos muchas cosas importantes que inicialmente se consideraron radicales”.

Esa es precisamente la manera de pensar que gente poderosa, dentro y fuera del gobierno, quiere sofocar. El plan de la clase dominante, para este país y el mundo entero, no aguanta un examen crítico ni la búsqueda racional de la verdad. Por eso quieren cambiar la definición de verdad y de cómo llegar a ella. Por eso también quieren prohibir el pensamiento crítico y el disentimiento que ponen en tela de juicio las razones inmediatas del 11 de septiembre y las realidades mucho más básicas sobre la historia de Estados Unidos y su papel y ambiciones hoy en día en el mundo.

El ataque a Kevin Barrett una vez más nos hace ver lo urgente que es que en todas las escuelas del país surja un movimiento, de educadores y estudiantes, que confronte los ataques contra el pensamiento crítico, como parte de refutar la dirección en que llevan a este país y al mundo entero quienes se encuentran en el núcleo del poder.


 

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