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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Crónicas de un mundo en conflicto
EE.UU.: Tensión Racial - 14-11-15

TVP
14 de noviembre de 2015

Luego de la segunda guerra mundial, EE UU colonizó la mitad del planeta expandiendo su modelo de vida y su propia visión del mundo. Impuso su idea de progreso sin límites, prosperidad para todos y el concepto de felicidad consagrado en su constitución.

Puertas adentro, en el país del norte, el poder hablaba de “integración” y “desarrollo” de las minorías postergadas, y mucho más desde que un negro es presidente. Sin embargo, y sin tener una gran visibilización mediática, reprimen y segregan. Limitan el acceso a la salud y a la educación. Generaciones de negros, hispanos y asiáticos pueden dar cuenta de ello.

Junto a Luciano Galende viajamos al país del norte, donde pudimos vivir en primera persona la profundización de una crisis racial, que EE UU afronta desde antes de su consolidación como Estado. El país de los ganadores que arrasan con todo, termina siendo una ficción. Hay un ejército de perdedores en la nación más poderosa del planeta y la mayoría de ellos son negros. Hay más de un millón de ellos en las cárceles y su participación en la economía es marginal. Tienen los peores trabajos, los ingresos más bajos, habitan los barrios más pobres, tienen menos accesos a los servicios básicos, a la salud y a la educación.

La marginalidad y la violencia se vive en el conjunto de la sociedad y en los distintos ámbitos del Estado, con sus agentes del sistema de seguridad a la cabeza. A fines de abril de 2015, la policía de Baltimore levantó al joven Freddie Gray de la calle y lo metió en una camioneta para trasladarlo a la comisaría. Estaba desarmado y tenía 25 años. Le pegaron hasta romperle la columna y murió a la semana. Freddie Gray no fue el único caso de ensañamiento con un negro de parte de un policía blanco. Al caso Gray se suma al caso de Trayvon Martin, un chico de 17 años, Tyrone West y Michael Brown entre otros.

Los oficiales son absueltos, en ocasiones con ridículas excusas por parte del sistema judicial estadounidense, y protegidos por las propias fuerzas lo cual suma indignación en la comunidad. La gente de Baltimore, como en otras ciudades, se cansó y salió a la calle a protestar. Tras el asesinato de Gray se desataron una serie de manifestaciones de la comunidad negra durante una semana en todo el país siendo reprimidas de forma violenta por el Estado. Por ahora la única seguridad de las organizaciones sociales negras son cámaras que filman sus encuentros con los oficiales. El músico y activista Tef Poe da cuenta de los esfuerzos de estas organizaciones por solidarizarse y unirse en una pelea que es de toda la sociedad. Acuñando el lema “Manos arriba, no dispare”, el músico explica la respuesta que la comunidad le da a la violencia encarnada en las instituciones. Por su parte, el Reverendo Osagyefo Sekou, teólogo, escritor y activista, uno de los referentes en las movilizaciones por justicia, denuncia la militarización de la ciudadanía estadounidense, dejando en claro que la mayoría de aquellos que son asesinados por la policía están desarmados.

Dentro de EE UU los negros son el 13% de la población, dentro de la población carcelaria el 40% son de la comunidad negra. La tasa de desempleo de los negros es el doble que la de los blancos y esto se replica en los índices de pobreza. Solo el 14% de los jóvenes negros tienen acceso a comenzar una carrera universitaria. Para los adolescentes que crecen en los barrios bajos, cruzar la frontera entre la marginalidad y una vida normal supone un desafío que siempre deja en el camino chicos huérfanos y vidas destrozadas. El escritor D. Watkins, nos cuenta en primera persona lo que fue salir de esa marginación a la que está sujeta un sector de la población estadounidense y el rol de la policía en los sectores negros. Sumado a su testimonio, compartimos las palabras y reflexiones del Dr. Lester Spencer, del departamento de estudios negros de la Universidad Johns Hopkins, quien narra sobre su investigación acerca de las diferentes formas que tomó y toma la segregación de en EE UU, “desde la esclavitud no es la misma cosa, pero cada cierto punto en el tiempo hay una serie de políticas dispuestas que dificulta mucho que la gente que ha sido catalogada como ‘negra’, al contrario de los blancos, tengan el mismo acceso a oportunidades en la vida, a la salud, al discurso y al poder político”. La elección de Obama prometía un liderazgo negro, y para la comunidad negra, pero todo parece haber quedado en la nada. El Dr. Spencer nos explica su punto de vista sobre el asunto y las dificultades de un poder ejecutivo acotado y con una fuerte oposición, sumado a las declaraciones de Obama al respecto.

En Estados Unidos recién en 1963 las protestas en Alabama y la gran marcha sobre Washington el año siguiente, abrieron el camino para la lucha por los derechos civiles de los negros, logrando el voto recién en 1965. La aparición en escena de Martin Luther King parecía abrir el camino definitivo para transformar la política social. Tras su asesinato, el movimiento negro quedó neutralizado. Conversamos con Eddie Conway, ex líder de los Panteras Negras, la organización revolucionaria que luchó por los derechos entre 1966 y 1982. Conway nos explica que las condiciones de la comunidad negra son peores que en los ´60s y ´70s y que solo una pequeña parte de la comunidad está mejor. “Cada 28 horas, una persona negra: hombre, mujer o niño es asesinada en EE UU por la policía, oficiales correccionales o personal de seguridad”, sintetiza Conway.

Por su parte el Sargento Louis Hopson, del departamento de policía de Baltimore, da cuenta de los problemas que se ponen en juego dentro de la policía del país del norte. Corrupción y discriminación convergen en una fuerza de seguridad que busca dar informes de eficiencia en pos de conseguir mayores fondos.

La comunidad negra no lo tiene fácil, aun hoy siguen habiendo grupos organizados que defienden la “supremacía blanca” o persiguen a las minorías en nombre de la Constitución. La organización Southern Poverty confeccionó el mapa del odio e identificó a casi 800 grupos activos a nivel nacional. Para un enorme grupo de gente que no encaja en los estándares del blanco anglosajón protestante, el sueño americano parece una pesadilla.

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