Estudiantes encabezan marcha
¡Anthony, Anthony! Decenas de alumnos corearon el nombre de Anthony
Soltero. El adolescente se quitó la vida el 30 de marzo, según sus padres, por
temor a ser castigado por haber participado en las protestas pro inmigrantes.
(J. EMILIO FLORES/La Opinión)
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‘Dejen a los muchachos en paz’, pide la banda de rock de una secundaria ante
miles
Jazmín Ortega jazmin.ortega@laopinion.com 16
de abril de 2006
Varios miles de estudiantes, sus familias y partidarios se echaron a las
calles para continuar presionando por una reforma migratoria.
La marcha, organizada por la Coalición Estudiantes Unidos con la ayuda de
otras agrupaciones, siguió el mismo trayecto que la “Gran Marcha” del 25 de
marzo pasado, iniciando en las calles Broadway y Olympic y culminando en el
Ayuntamiento.
La cifra exacta de participantes está entre los 1,500 que fijó el
Departamento de Policía (LAPD) y otras cifras que barajaron los organizadores,
de hasta 10 mil participantes. Esta cifra es en todo caso menor a los 20 mil
participantes que anunciaban hasta ayer algunos de los organizadores.
La presencia policial fue mucho más pronunciada que su limitado despliegue
del 25 de marzo, con agentes en patrullas, bicicletas y hasta un helicóptero.
Una vez más la multitud no dio pie a incidentes.
Los participantes desplegaban banderas estadounidenses carteles con consignas
de rechazo a la propuesta de ley HR4437 y algunas con la fotografía del joven
Anthony Soltero, de Ontario, a quien dedicaron la marcha. Soltero, estudiante de
secundaria, se quitó la vida supuestamente tras amenazas de administradores de
la escuela DeAnza a la que asistía.
“Dejen a los muchachos en paz”, exclamó repitiendo el lema del conjunto Pink
Floyd el vocalista del grupo Senseless compuesto por estudiantes de la
secundaria Roosevelt, antes de lanzar sus canciones de rock con que se amenizó
el evento. Otros estudiantes interpretaron poesía y rap durante la
manifestación, acorde con el espíritu juvenil de la jornada. Y no faltó el
conjunto de baile azteca, incansable durante todo el trayecto.
Citlaltzin Ibarra, de 17 años, viajó desde Oxnard para participar en la
marcha.
“También participamos en nuestra escuela, la Pacifica High School”, afirmó.
Pese a algunas críticas dirigidas a los estudiantes por haber dejado sus
estudios para marchar en días pasados, los dirigentes que participaron ayer
reconocieron la validez de sus inquietudes.
“Ha sido vergonzoso, ha sido triste, ver criminalizar a sus padres, cuando
ellos [los estudiantes] son los que ven salir a sus padres, muy temprano en la
mañana, para trabajar”, dijo el padre Luis Ángel Nieto, sacerdote de la Iglesia
de la Resurrección del Este de Los Ángeles. “Ellos son los que ven a sus padres
regresar cansados en la noche, con la frustración de salarios de hambre, y
ahora, además de eso, ¿criminales? No señores, ellos están aquí precisamente
para decirle al mundo, pero en buena manera, que sus padres no son criminales”.
Otros defendieron el derecho de la libre expresión.
“Es su derecho constitucional, tienen la libertad de asociarse”, dijo María
Jiménez, quien esperaba a que pasara la marcha sobre la calle Broadway, portando
una pancarta con la foto de Anthony y una leyenda en defensa de los estudiantes.
“Como yo lo entiendo, no hay un límite de edad en la Constitución, puede haber
hasta niños de kinder”, agregó, “siempre y cuando lo hagan pacíficamente y
responsablemente, ¿cuál es el problema?”
Jiménez dijo sentir mucha pena por lo ocurrido a Anthony, porque su hija
también tiene 14 años.
“No voy a permitir que nadie amenace a mi hija de la manera en que fue
amenazado, o que alguien le diga que no tiene derechos constitucionales”,
indicó.
La marcha, aunque inspirada por los estudiantes, contó con la participación
de chicos y grandes.
“Estamos apoyando a los estudiantes para que tengan una mejor educación,
porque sin ellos no hay futuro”, dijo Frank Reyes Norwood, quien marchaba al
frente de la manifestación en su uniforme de los Boinas Cafés, un grupo que
participó en el movimiento Chicano de los años 60 y 70. “Siempre tenemos la
lucha”, afirmó, “desde el tiempo de nosotros, los estudiantes estaban limitados
los que iban a la [universidad]”.
Ron Gochez, maestro de preparatoria y estudiante de posgrado de la UCLA, dijo
que esperaba más respuesta a la convocatoria de la marcha. La Coordinadora
Estudiantil de La Raza, a la que pertenece Gochez, representa a 25 escuelas en
el sur de California, y ayer llevaron a casi 200 estudiantes de Long Beach, San
Diego, Los Ángeles y Oxnard. “Sí, esperábamos más personas, pero nosotros no lo
organizamos”, dijo Gochez.
Ausencias notables
Durante la manifestación de ayer se notó la ausencia de algunos de los
líderes de las marchas anteriores.
“El alcalde Villaraigosa está muy al tanto del tema de inmigración”, dijo su
portavoz Diana Rubio. “Claro que le gustaría asistir a cada evento pero está muy
ocupado con la administración de la ciudad y su agenda ocupada no permite que
acuda a tantas ocasiones”.
Nativo López, presidente de Hermandad Mexicana Latinoamericana y también
ausente, no respondió a llamadas de La Opinión.
“Algunos ‘prudentemente’, segun ellos, han dado un pie atrás’, dijo el padre
Nieto. “Se da un paso atrás para impulsarse o para retroceder. Yo me mantengo
firme”.
Solidarios
“Creo en los derechos de los inmigrantes, he tenido a familia en ambos lados
de la frontera durante siglos, antes de que existiera los Estados Unidos”, dijo
Moctesuma Esparza, productor de cine y uno de los estudiantes que marcharon en
1968 por el derecho a una mejor educación. “La frontera significa algo diferente
para nosotros que somos de aquí. La frontera nos cruzó, nosotros no cruzamos la
frontera”, afirmó.
“Para mí no es sólo un tema de inmigración, sino de justicia histórica”, dijo
Esparza. “Es muy emocionante ver a la juventud de hoy retomar la causa de apoyar
justicia para todos los inmigrantes, de la misma manera que lo hice cuando era
joven. Es la misma energía, la misma pasión”.
Mitchell Santos, estudiante de la secundaria Venice y uno de los
organizadores de la marcha, tiene 14 años de edad. Tomó el micrófono ante los
miles de ojos que lo observaban dijo con confianza que está participando “porque
somos los hijos e hijas de inmigrantes que vinieron a este país. No importa si
somos blancos, negros, latinos”.
Otros activistas con años de experiencia se expresaron con admiración por lo
que han logrado los jóvenes.
“¡Que vivan los estudiantes! ¡Que viva la juventud!”, exclamó el senador Gil
Cedillo al dirigirse a los estudiantes.
“Tienen el derecho de manifestarse, pero también tienen la responsabilidad de
estudiar, de enorgullecer a sus padres, y de votar”, afirmó. Añadió que este año
250 mil jóvenes alcanzarán la mayoría de edad.
“Si todos se registran para votar, podrán lograr que Arnold Schwarzenegger
regrese a la actuación”, declaró Cedillo ante el rugido aprobador de los
manifestantes.
“Estoy muy orgullosa de estar con los estudiantes, esta es una nueva
generación de activismo estudiantil”, dijo la senadora Gloria Romero, quien
durante las marchas del mes pasado acompañó a un grupo de estudiantes. “Fui
profesora de universidad antes de ser senadora y la educación es el poder. Estos
estudiantes entienden su historia, saben por qué están marchando y estoy
orgullosa de caminar con ellos. No me importa qué críticas pueda haber, aquí es
donde cualquier persona que crea en este país debe estar, con los estudiantes”.
“Es algo increíble, me gusta que son muchos estudiantes de secundaria”, dijo
Bobby Verdugo, quien junto con Mita Cuarón y Esparza, entre otros, participaron
en las marchas estudiantiles de 1968. “Los estudiantes de California no sólo
quieren leer en los libros la historia”, dijo Romero a los manifestantes.
“Ustedes son la historia”.
También ayer, unos 1,200 manifestantes, según agencias de noticias, en su
mayoría jóvenes y estudiantes, marcharon en Portland, Oregon, para pedir una
política estadounidense más tolerante hacia los indocumentados. Los alumnos
asistentes podrían ser castigados por faltar a clases.
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