worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


La verdad encadenada

Chris Floyd
disenso.wordpress.com
7 de diciembre de 2010

Publicado originalmente en Counterpunch: Truth in Chains: The Arrest of Julian Assange.

Por las dimensiones que ha adquirido Wikileaks, por el bien que está suponiendo para la libertad y la democracia planetarias, por el triunfo de la verdad que está representando… la detención de Julian Assange es un gravísimo atentado contra la libertad, la democracia y la verdad. Y desde aquí exigimos su puesta inmediata en libertad. Esos valores y, sobre todo, esas realidades están del lado de Wikileaks y los ciudadanos y en contra de los poderes realmente existentes. Las “democracias” se han desnudado, por acción o por omisión, de derechas o de izquierdas. Los políticos, la casta política, sus privilegios, sus mentiras, sus dobles juegos, sus intereses inconfesables, su falso discurso, sus maniobras, sus conchabeos, su corrupción, todo eso y más es contrario a la libertad y la democracia, como está quedando de manifiesto. Los aires frescos de libertad y democracia no vendrán de sus hediondos partidos políticos, ministerios, delegaciones y parlamentos no representativos (gracias a leyes electorales hechas por ellos y para ellos), sino de iniciativas como Wikileaks, de ciudadanos comprometidos con la verdad, la libertad y la democracia. Otro día hablaremos más extensamente sobre ello.

Al fin lo consiguieron. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, el principal objetivo de varios de los gobiernos más poderosos del mundo, se ha entregado hoy a la autoridades británicas. Ahora está a merced de unas autoridades estatales que ya han mostrado su feroz y desaforado deseo de destruirle a él y a su organización.

Hemos presenciado una extraordinaria campaña de injurias y persecución, totalmente comparable a la clase de tratamiento que se otorga a los disidentes en China o Birmania. No lo olvidemos, Wikileaks es una organización que distribuye información, al igual que The New York Times, The Guardian y Der Spiegel, todos los cuales están publicando el mismo material —documentos secretos filtrados— que está disponible en Wikileaks. El sitio web distribuye información periodística, tal y como lo hacen CNN, ABC, CBS, Fox y demás medios de comunicación, donde hemos visto un desfile interminable de políticos —¡y periodistas!— pidiendo que Assange sea procesado o asesinado en el acto. Todos los argumentos que se han esgrimido para cerrar Wikileaks pueden —y, sin duda, podrán— utilizarse en contra de cualquier empresa periodística que publique informaciones que no gusten a los poderosos.

Y el papel principal en esta persecución de la verdad está siendo desempeñado por la administración del gran representante progresista de la esperanza y el cambio, el autoproclamado heredero de Martin Luther King y Mahatma Gandhi, el ganador del Premio Nobel de la Paz, Barack Obama. Su secretario de Justicia, Eric Holder, ha explicado con gran aparato los “pasos” que ya ha tomado para aniquilar Wikileaks y tipificar como delito la filtración de información embarazosa. Y escuchemos la feroz reacción de esa leona liberal, la senadora Dianne Feinstein, que salió en las páginas del Wall Street Journal de Rupert Murdoch pidiendo que Assange sea condenado a 2.500.000 años de cárcel:

    Cuando el fundador de Wikileaks, Julian Assange, hizo público su último hallazgo —más de 250.000 cables secretos del Departamento de Estado—, buscó intencionadamente dañar al gobierno de Estados Unidos. La publicación de estos documentos perjudica a nuestros intereses nacionales y pone en peligro a vidas inocentes. Debe ser intensamente perseguido por espionaje.

    La ley que el Sr. Assange está violando es la Ley de Espionaje de 1917. Esa ley tipifica como crimen la posesión o transmisión, por una persona no autorizada, de “información relativa a la defensa nacional, información que el poseedor tiene razones para creer que podría ser utilizada para dañar a Estados Unidos o beneficiar a cualquier nación extranjera”. [...] Es importante destacar que los tribunales han sostenido que “la información relativa a la defensa nacional” se aplica tanto a los documentos clasificados como a los no clasificados. Cada violación se castiga con hasta 10 años de prisión.

Así que ahí lo tienen. Diez años por cada delito y 250.000 delitos distintos; por lo tanto, una pena de prisión de 2.500.000 años. Naturalmente, mañana el mismo diario denunciará a Feinstein por ser una rojilla y una terrorista ñoña: “¡¿Por qué no pide que Assange sea desgarrado miembro a miembro por perros salvajes, como haría todo norteamericano viril de buenas ideas?!”.

Mientras tanto, las empresas estadounidenses y sus aliados internacionales ponen su granito de arena. Junto a PayPal y Amazon, que ya habían cortado sus servicios a Wikileaks, la mayoría de las restantes entidades a través de las cuales se financiaba la organización le han retirado sus servicios: MasterCard, Visa y un banco suizo que Wikileaks utilizaba para recibir donaciones. Evidentemente, estas organizaciones están obedeciendo a las presiones del gobierno.

Tal vez lo más notable es que esta acción conjunta de las elites mundiales para cerrar Wikileaks —que ha estado funcionando durante cuatro años— se produce después de la publicación de los cables diplomáticos, no en respuesta a las filtraciones anteriores que proporcionaron informaciones detalladas sobre los crímenes y las atrocidades cometidas por los autores y continuadores de la Guerra de Washington contra el Terror. Supongo que esto se debe a que los cables diplomáticos han alterado el buen funcionamiento de las operaciones corruptas y cínicas que gobiernan en realidad nuestro mundo, detrás de las bambalinas confeccionadas con mentiras y con una arrogante superioridad moral que sirven de alimento a los ciudadanos. No les importaba ser desenmascarados como cómplices de asesinatos en masa e instigadores de sufrimiento y odio. En realidad, estaban bastante orgullosos de ello. Sin duda sabían que sus colegas corruptos de gobiernos extranjeros —por no mencionar al siempre aturdido e indolente pueblo estadounidense— no querrían tirar de la manta acerca de personas insignificantes que perdieron la vida en Irak y Afganistán. Sin embargo, los cables diplomáticos han causado un vergonzoso mal olor en la hermética camarilla de los que mueven los hilos. Y eso es un crimen merecedor de millones de años en chirona, o de la pena de muerte.

Pero antes de que Assange fuera detenido, se disparó un último mensaje al mundo, en The Australian, un diario de su tierra natal. Con suprema ironía, vinculó el funcionamiento de Wikileaks con los orígenes del imperio mediático de Murdoch, que empezó cantando las cuarenta a los poderes asesinos y manirrotos, y ahora, como sabemos, es uno de los instrumentos más poderosos y asiduos del poder asesino y manirroto. Escribe Assange:

    En 1958, un joven Rupert Murdoch, entonces propietario y editor de The News de Adelaida, escribió: “En la pugna entre el secreto y la verdad, parece inevitable que la verdad siempre gane”. Su observación tal vez reflejaba la opinión de su padre, Keith Murdoch, de que las tropas australianas estaban siendo sacrificadas innecesariamente por incompetentes comandantes británicos en las costas de Gallípoli. Los británicos intentaron callarlo, pero Keith Murdoch no pudo ser silenciado y sus esfuerzos dieron lugar a la terminación de la desastrosa campaña de Gallípoli.

    Casi un siglo más tarde, Wikileaks está publicando sin temor hechos que deben ser conocidos. … Las sociedades democráticas necesitan medios de comunicación fuertes y Wikileaks forma parte de esos medios. Los medios de comunicación ayudan a conseguir un gobierno honesto. Wikileaks ha revelado algunas verdades sobre la guerras de Irak y Afganistán, así como historias sobre la corrupción corporativa.

    Wikileaks no es el único editor de cables de las embajadas de Estados Unidos. Otros medios de comunicación, como The Guardian en Gran Bretaña, The New York Times en EE UU, El País en España y Der Spiegel en Alemania, han publicado los mismos cables con un trabajo de redacción.

    Sin embargo, es Wikileaks, como coordinador de estos otros grupos, el que ha recibido los ataques más crueles y las acusaciones del gobierno de EE UU y sus acólitos. He sido acusado de traición a la patria, a pesar de que soy australiano, no ciudadano de Estados Unidos. Ha habido decenas de llamamientos serios en EE UU para que sea “eliminado” por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos. Sarah Palin ha dicho que debería ser “cazado como Osama Bin Laden”. Un proyecto de ley republicano presentado en el Senado de EE UU pretende que yo sea declarado una “amenaza transnacional” y propone, en consecuencia, que sea eliminado. Un asesor de la oficina del primer ministro canadiense ha hecho un llamamiento en la televisión nacional para que yo sea asesinado. Un bloguero estadounidense ha propuesto que mi hijo de 20 años de edad, que vive aquí en Australia, sea secuestrado y atacado simplemente como un medio para llegar hasta mí.

Estos, por supuesto, son los defensores de la civilización occidental, ese pináculo del progreso humano, ese baluarte contra la barbarie, el asesinato y la tortura, ese bastión de la templanza y la razón. Pero en su artículo, Assange desmiente una vez más los feroces bulos de Feinstein, Holder, Obama y Palin sobre el “gran daño” que han hecho las filtraciones:

    Wikileaks lleva cuatro años publicando informaciones. Durante ese tiempo, hemos cambiado gobiernos enteros, pero, hasta donde sabemos, ni una sola persona ha resultado dañada. Sin embargo, Estados Unidos, con la connivencia del gobierno australiano, ha matado a miles de personas solo en los últimos meses.

    El Secretario de Defensa, Robert Gates, admitió en una carta al Congreso de EE UU que ninguna fuente ni método sensible de inteligencia había resultado comprometido por la publicación de los archivos sobre la guerra de Afganistán. El Pentágono afirmó que no había evidencia de que los informes de Wikileaks hubieran dado lugar a que alguien resultara perjudicado en Afganistán. La OTAN en Kabul dijo a CNN que no pudo encontrar una sola persona que necesitara protección. El departamento australiano de Defensa dijo lo mismo. No hay tropas ni recursos australianas afectados por lo que hemos publicado.

Sí, ¿cuántos miles de personas, cuántas decenas de miles, han sido asesinadas por nuestros Guerreros contra el Terror, de ambos partidos, en los cuatro años de existencia de Wikileaks? ¿Cuántos millones han sido “perjudicados” no sólo por las operaciones directas de la Guerra contra el Terror, sino por la cada vez mayor y más profunda violencia, odio y confusión que se está extendiendo por todo el mundo? (Por no hablar de la caída acelerada de la sociedad estadounidense, que ha sufrido una bancarrota económica, política y moral debido a la aceptación de la guerra de agresión, la tortura, la rapiña de la elite y los regímenes autoritarios.)

Pero ninguno de los autores de estos actos, pasados o presentes, está en la cárcel, o ni siquiera ha sido procesado o investigado, o molestado de ninguna manera. Sin embargo, Assange pasará esta noche en una prisión británica; y, desde luego, no por las acusaciones de “mala conducta sexual” que se presentaron contra él en agosto, que luego se convirtieron en la base de una orden de arresto sin precedentes en todo el mundo, que normalmente se reserva para los criminales de guerra, para aquellos acusados de guerra de agresión, tortura, corrupción y regímenes autoritarios. El juez se ha negado a conceder la libertad bajo fianza, alegando que Assange tiene “acceso a los medios financieros” y podría huir del país. Parece una broma amarga por parte de milord, dirigida a un hombre cuyos medios de apoyo financiero están siendo sistemáticamente cerrados por el gobierno y las fuerzas empresariales más poderosos del mundo. El periodista John Pilger y el director de cine Ken Loach se encontraban entre los que comparecieron ante el tribunal dispuestos a avalar a Assange, pero fue en vano.

Wikileaks, sin duda, tratará de seguir luchando. Y Assange dice que ha ofrecido un gran hallazgo diplomático a 100.000 personas. A cuentagotas, se van a ir publicando fragmentos de la verdad. Pero los periodistas del mundo —y las personas con conciencia que trabajan en los gobiernos del mundo— han recibido una dura e inequívoca lección sobre las nuevas realidades de estos nuestros degenerados tiempos. Diga una verdad que moleste al poder, que desafíe su dominio sobre nuestras vidas, nuestros discursos o nuestros pensamientos, y será destruido. Ninguna institución, pública o privada, estará junto a usted, las entidades más poderosas, tanto públicas como privadas, se alinearán en su contra, respaldadas por una fuerza violenta abrumadora. Aquí es donde estamos ahora. Esto es lo que somos ahora.


Chris Floyd es escritor y frecuente colaborador de CounterPunch. Su blog, Empire Burlesque, se puede encontrar en www.chris-floyd.com.

Traducción: Javier Villate


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net