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Los 'forever prisoners' de Donald Trump: ni culpables, ni inocentes, pero encarcelados

Jacqueline Ramos
VICE News En Español
enero 30, 2017

En 2008, el ahora expresidente Barack Obama inició su mandato con una ambiciosa promesa: cerrar las puertas de Guantánamo Bay, una prisión militar ubicada en la Base Naval en Guantánamo Bay en Cuba. Hoy, esa cárcel parece tener un segundo aire gracias a la llegada de la "era Trump".

Guantánamo, o "Gitmo", ha sido duramente criticado por organizaciones de derechos humanos desde hace años. Amnistía Internacional ha señalado que en su interior se esconden graves violaciones como tácticas de interrogación que incluyen la privación de sueño, aislamiento prolongado, confinamiento en espacios reducidos, alimentación forzada, interrogatorios de 20 horas, afeitado forzoso para los musulmanes, estar desnudos y el uso de fobias individuales de los detenidos —como el miedo a los perros— para inducir el estrés. La razón que ha dado el gobierno de Estados Unidos para tan extremas medidas es que sólo así se puede obtener información que pudiera capturar a terroristas conspirando contra el país.

Sin embargo, la probable violación más grave que ocurre en "Gitmo" es una práctica tolerada por el propio gobierno: la detención ilegal de los "forever prisoners"; es decir, internos que no tienen cargos en su contra y que no tienen un debido proceso legal, y aún así, son mantenidos en reclusión.

Exprisioneros de Guantánamo suplican a Obama que lo cierre de una vez por todas. Leer más aquí.

En sus años más abarrotados, llegó a tener entre 700 y 800. Hoy, Guantánamo tiene 41prisioneros. De esos, 26 son "forever prisoners", según la prestigiada organización American Civil Liberties Union.

No existe suficiente evidencia contra ellos, o la evidencia está contaminada para poder condenarlos, pero el gobierno los ha declarado como "demasiado peligrosos para ser liberados" y, por eso, los mantienen en aislamiento, con miedo constante y en cuartos diminutos.

Mohamedou Slahi es un ingeniero eléctrico de 44 años, originario de Mauritania, acusado de ser miembro de Al Qaeda y de reclutar a tres de los secuestradores en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Entre 2002 y 2006 fue prisionero de Guantánamo y a su salida narró las torturas que vivió en aras de la guerra contra el terrorismo.

"Pensé que iban a ejecutarme. Debido a la paliza no pude estar de pie, así que el otro guardia me arrastró con los dedos de los pies trazando el camino y me arrojaron al camión. La paliza continuó por las siguientes tres o cuatro horas", contó Slahi en su libro Diario de Guantánamo.

La Convención de Ginebra ha declarado ilegal la detención indefinida sin un debido proceso, pero el gobierno del expresidente republicano George W. Bush rechazó la recomendación y declaró que las leyes internacionales no aplican a "unlawful enemy combatants", es decir, personas que han apoyado intencionalmente las hostilidades contra los Estados Unidos o sus aliados.

Eso permitió al gobierno de Estados Unidos abarrotar cada vez más la prisión cual tiene un costo de $3 millones de dólares al año por prisionero, en comparación a los 11.009 dólares que recibe cada estudiante de inversión nacional en educación pública, según el Census Bureau, responsables de la colección y producción de datos sobre la sociedad estadounidense y la economía.

Los oficiales que llevan a cabo esas torturas están a salvo de cualquier castigo. En 2005, al gobierno decretó el Detainee Treatment Act, que defiende a los celadores de cualquier cargo criminal, si ellos "no sabían que las prácticas eran ilegales". La Suprema Corte de los Estados Unidos ha declarado esto inconstitucional y viola la convención de Ginebra varias veces; sin embargo, el Congreso no ha cambiado las leyes para que estén acorde a la Constitución. Además, Estados Unidos han sido reprendido por la Naciones Unidas por su interpretación sobre las leyes de guerra y su concepto de "enemy combatants". Su uso del término está mal informado y contra el consenso internacional, ha dicho la ONU.

Saifullah Paracha, 69 años y el habitante más viejo en Guantánamo, es uno de los "forever prisoner". Paracha es un empresario de origen pakistaní que a principios del año 2000 conoció a Osama Bin Laden y después trabajó con Khalid Shaikh Mohammed, el principal orquestador de los ataques del 11 de Septiembre, para facilitar transacciones financieras de Al-Qaeda.

Paracha fue capturado por oficiales estadounidenses en 2003 en Tailandia. Desde su captura ha mantenido que su relación con Al-Qaeda fue sólo con fines de lucro, jamás por ideología. Durante sus últimos 14 años preso, lo han descrito como un interno modelo. En enero de 2010, el Guantánamo Review Task Force —un órgano que determina si los prisioneros pueden conseguir, o no, su libertad— lo recomendó para enjuiciamiento, pero esto no ha sucedido. Legalmente, no es culpable, tampoco inocente.

Paracha ha insisto en la urgencia de ser presentado frente un tribunal. Los años de reclusión y la edad han dañado su cuerpo: acumula enfermedades del corazón, diabetes y artritis. Debido a que ha sido hospitalizado varias veces, en su celda hay permanentemente nitroglicerina. Idealmente, debería ser transferido a Estados Unidos para recibir atención médica, pero las restricciones legales lo mantienen varado en Cuba.

Abu Zubaydah es otro "forever prisoner" palestino. Originalmente detenido por su presunta participación en el bombardeo de embajadas en Kenia y Tanzania en 1998 y por su participación en el plan de Khalid Sheikh Mohammed para atacar los EE. UU. Ya preso, Zubaydah sufrió "waterboarding" —la práctica usada en Guantánamo para crear la ilusión de ahogarse usando una cubeta de agua y una toalla sobre las caras de individuos con el fin de obtener respuestas o información de los presos— un total de 83 veces, fue mantenido en posiciones lastimosas durante los interrogatorios, fue privado de sueño y cuando estuvo en una caja de confinamiento le introdujeron insectos. Oficiales reportan que ha sido muy cooperativo y esta misma cooperación ha sido usada como justificante por el gobierno para mantenerlo destino.

Los nombres y detalles de los "forever prisoners" fueron publicados por el propio gobierno en 2013 después de una solicitud del Freedom of Information Act.

El trauma oculto de trabajar en Guantánamo. Leer más aquí.

Para los "forever prisoners" como Paracha y Zubaydah, la esperanza de recuperar su libertad estaba puesta en que días antes de que Barack Obama concluyera su mandato, cumpliera con su promesa de clausurar la cárcel. Sin embargo, eso no sucedió. Y con Donald Trump como el nuevo ocupante de la Casa Blanca, sus esperanzas están perdidas.

Trump ha compartido a sus seguidores su entusiasmo por mantener Guantánamo abierto y llenarlo con nuevos prisioneros. En diciembre, como presidente electo, usó su cuenta de Twitter para atizar la polémica.

"No debería haber más liberados de Gitmo. Estas personas son extremadamente peligrosas y no se les debe permitir volver al campo de batalla", escribió en su cuenta personal.

No era la primera vez que Trump se pronunciaba sobre un tema de prisioneros, guerra y terrorismo: durante un mitin en Ohio en junio del año pasado, apoyó la táctica de "waterboarding" con un par de frases contundentes: "Me gusta mucho. No creo que sea lo suficientemente fuerte".

Si bajo Obama el cierre de Guantánamo parecía una realidad, Trump y su presidencia han eliminado ese sueño. En su última carta abierta al Congreso, un día antes de la inauguración de Presidente Trump, Obama explicó que no había justificación para mantener Guantánamo abierto, pese a sus esfuerzo por clausurarlo, y culpó al Congreso de no actuar, para velar por los intereses del Partido Republicano.

"Guantánamo es contrario a nuestros valores y socava nuestra posición en el mundo. Ha pasado demasiado tiempo para poder terminar este capítulo de nuestra historia", escribió Obama el 19 de enero, a menos de 24 horas de la toma de protesta de Donald Trump.

Con Trump en la Casa Blanca, y un nuevo Congreso de mayoría republicana, Guantánamo no sólo seguirá vivo. A partir de 2017 comenzará a crecer de nuevo.

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