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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



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La guerra de Estados Unidos y OTAN del 2011 contribuyó a convertir a Libia en un infierno: Ahora los imperialistas preparan otra guerra

Larry Everest | 10 de febrero de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

Una vez más, los gobernantes del imperio estadounidense encaran dificultades y retos en la región general del Medio Oriente. Una vez más se ven obligados a intensificar su intervención militar aunque fue su propia agresión que contribuyó en gran medida a crear las dificultades que ahora tienen, y a pesar de tener pocas buenas opciones y ningún camino certero hacia la victoria. Sus invasiones y campañas de bombardeos les causan a las masas populares muchísimo sufrimiento, lo que apenas se menciona en los medios de comunicación de la clase dominante. Y sus invasiones agravan el choque mundial entre el imperialismo occidental y la yihad islámica reaccionaria.

Libya map

Esta vez le toca a Libia, un país norafricano de grandes recursos de petróleo estratégicamente situado al lado del Mar Mediterráneo.

El 22 de enero, el presidente de los Jefes de Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford Jr., declaró que las fuerzas armadas de Estados Unidos “se preparan para tomar acción militar decisiva” contra el reaccionario Estado Islámico (EI) yihadista que ahora opera y cobra fuerza en Libia, un país en pleno caos político sin gobierno central o mando militar en funcionamiento. Se calcula que el EI tiene 3000 combatientes ahí y controla la ciudad de Sirte (que se encuentra entre las dos principales ciudades de Libia, Trípoli y Bengasi) con 240 kilómetros de costa del Mar Mediterráneo.

Todavía no está claro la forma y tamaño de este “tercer frente” (después de Irak y Siria) en la guerra contra el EI, pero el New York Times informa que en este último año las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos han tratado de establecer alianzas con milicias libias y que ataques aéreos y redadas de comandos podrían empezar en cuestión de semanas. (NYT, 22 de noviembre)

Estados Unidos se mete en Libia al mismo tiempo que intensifica la guerra contra el EI en Siria e Irak. Se informa que los militares exigen que manden cientos de nuevos “entrenadores, consultores y comandos” además de los 3700 soldados ya en Irak. Al mismo tiempo, Estados Unidos planea construir una red de bases militares “en África, el sudoeste de Asia y en el Oriente Medio para apoyar las operaciones contra el EI”. Incluye construir nuevos “ejes” en África donde ya operan miles de soldados estadounidenses. (New York Times, 29 de enero y 10 de diciembre)

La guerra de Estados Unidos y Europa contra Libia: Somete al pueblo a un infierno aún peor

En febrero del 2011, en el contexto de la “Primavera Árabe” en los países vecinos de Túnez y Egipto, sectores de la sociedad de Libia se sublevaron contra el dominio opresivo de Muamar Gadafi que ya tenía 42 años en poder. El régimen de Gadafi intentó suprimir violentamente las protestas. Los gobernantes de Europa junto con Estados Unidos vieron una oportunidad para promover sus intereses en una región donde el imperialismo occidental está bajo toda clase de presiones y encara toda clase de desafíos tanto de sus rivales como del EI. Así que bajo la bandera de “la intervención humanitaria” para proteger a la ciudadanía de Libia, Estados Unidos y sus aliados europeos desataron una campaña de bombardeos y otras operaciones que resultaron en la caída del gobierno de Gadafi en agosto del 2011. En realidad, Estados Unidos y sus aliados libraron una guerra para un cambio de régimen. Para ellos el levantamiento en Libia representó la necesidad y oportunidad para, como analizó Raymond Lotta, crear “el embrión de un régimen neocolonial totalmente nuevo... uno que sea un instrumento más acomodaticio para los intereses occidentales”. (Para un análisis más a fondo sobre porqué Estados Unidos y las potencias europeas decidieron tumbar al gobierno de Gadafi, vea “Revolución le entrevista a Raymond Lotta: Los sucesos en Libia desde un punto de vista histórico... Muammar Gadafi desde un punto de vista de clase... La cuestión de la dirección desde un punto de vista comunista”).

Desde que tumbaron a Gadafi, Libia no ha tenido un gobierno que funciona. El país sigue dividido entre facciones reaccionarias, incluyendo a unos 1700 grupos y milicias armados, que operan en diferentes partes de Libia y pelean entre sí por territorio. ¡En sólo los últimos 2 años, más de 4600 personas han perecido en conflictos armados!

Estos conflictos reaccionarios han impactado a casi 2,44 millones de personas, un tercio de la población del país. Hay escasez de alimentos, de agua y de electricidad. Con frecuencia la gente carece de medicinas, servicios públicos o cuidado médico, a pesar de que en el verano de 2015 la ONU calculó que aproximadamente 2,5 millones de libios necesitaban cuidado médico y que 400.000 necesitaban alimentos.

Esa pesadilla ha impulsado a casi 500.000 libios a abandonar su hogar obligándoles a vivir en “edificios construidos a medias, garajes, albergues colectivos y espacios públicos”. (“Regrets of a Revolution? Libya After Quaddafi” [¿Los remordimientos de una revolución? Libia después de Gadafi], 29 de septiembre, 2015, Frontline).

En el 2011, dar a conocer el sufrimiento de los libios servía a los intereses de Estados Unidos, y por eso la prensa atizaba la ira y la indignación sobre los crímenes de Gadafi y la situación humanitaria que padecía Libia, hasta advertir que existía la amenaza del “genocidio”. Ahora el pueblo libio padece un desastre humanitario de enormes proporciones y Estados Unidos y sus aliados europeos son los responsables principales. Por lo general, los gobernantes de Estados Unidos invocan o reconocen desastres humanitarios sólo cuando sirve sus intereses imperialistas.

Entre la espada y la pared: El riesgo de una escalada

La fragmentación de Libia y el crecimiento del EI y de otras fuerzas yihadistas han creado desafíos aún mayores y más peligrosos para Estados Unidos y Europa que el levantamiento del 2011.

Los funcionarios estadounidenses advierten que el EI procura consolidar y extender su base de apoyo en Libia y unirse a otras fuerzas islamistas y yihadistas que operan a lo ancho de África, como en Túnez, Argelia, Níger, Nigeria, Mali, Chad, Sudán y Somalia. “Su amenaza ha crecido a medida que Libia —con sus espacios no gobernables, su petróleo, sus puertos y su cercanía a Europa y el Oriente Medio— se convierte en un eje creciente de operaciones tanto para Al Qaeda como el Estado Islámico para penetrar más a África” informa el New York Times  (1° de enero). “Libia podría representar un reto para el Occidente comparable a los que enfrenta la coalición encabezada por Estados Unidos en su guerra contra el EI en Siria e Irak”. (New York Times, 26 de enero).

Todo eso podría acelerar el desenredo del orden dominado por Estados Unidos en África y el Oriente Medio, donde los estados como Irak, Yemen, Siria, Somalia, Mali y Chad se están fragmentando y existe el riesgo de que arrase a estados vecinos como Turquía y Jordania que son aliados claves de Estados Unidos. Esto, junto con las guerras en Irak, Siria y Yemen y la difusión de las fuerzas yihadistas por la región conlleva la posibilidad de desenredar el tejido del dominio con el que Estados Unidos y los imperialistas occidentales han dominado esta región que ha sido y sigue siendo clave para su poderío mundial. Ha creado oportunidades para que otras fuerzas reaccionarias le reten a Estados Unidos.

Por tanto, los gobernantes de Estados Unidos se ven obligados a hacer algo. Dicen que su nueva campaña militar tiene el propósito de impedir que el EI se consolide en Libia y de levantar un muro ignífugo entre Libia y otros países africanos. Lo hacen sabiendo que el peligro que causan sus acciones conducirá a nuevos peligros. Sus invasiones y ocupaciones de Afganistán e Irak han fracasado y ahora en Libia el tumbar a un gobierno con bombardeos aéreos y operaciones encubiertas con la esperanza de construir un nuevo gobierno compuesto de fuerzas pro imperialista asimismo ha fracasado.

Así que la escalada en Libia es un enorme riesgo para Estados Unidos que podría generar nuevos problemas y nuevas dificultades. El New York Times dice que es una maniobra “profundamente inquietante” y advierte que “Los vecinos de Libia son demasiado débiles o inestables como para dirigir o auspiciar una intervención militar” y opina que “Una nueva intervención militar en Libia significaría la prolongación de una guerra que fácilmente podría difundir a otros países del continente”.

¿Qué es NUESTRA responsabilidad?

Hay que reconocer la realidad de que las necesidades y metas del imperialismo es dominar y explotar a países como Libia, por más que comandantes en jefe imperialistas como Obama hablen de la democracia y de liberar a los pueblos. Y hay que reconocer la realidad, confirmada por los últimos 14 años de guerra, de que apoyar al imperialismo o a la yihad fortalece a los dos y urge la necesidad de forjar otro camino, un camino emancipador.

Por todo eso urge que se organice resistencia visible contra cualquier nueva guerra contra Libia, entender a fondo por qué Estados Unidos siempre libra guerras, y hacer frente a los horrores que esto ha significado para cientos de millones de personas en el Oriente Medio, Asia Central y África, y abordar seriamente la libertadora revolución comunista que dirige Bob Avakian — ¡BA!

En una palabra, es necesario que la gente en Estados Unidos se oponga visible y enérgicamente a los crímenes de “nuestros propios” gobernantes — en este caso, cualquier guerra contra Libia en nombre de combatir el “terrorismo”. Y, que se ponga en el mapa por todo el mundo una alternativa radicalmente positiva y libertadora al imperialismo occidental y el yihad islámico.

Como escribimos anteriormente en estas páginas:

“Estados Unidos y estos otros imperialistas no están librando la guerra para ‘detener el terrorismo’. Libran guerras, intervenciones militares y maniobras diplomáticas para preservar el sistema de explotación capitalista global que ellos dominan, un sistema que pulveriza, aplasta, desarraiga y desecha a miles de millones de personas. Así que cuando Estados Unidos actúa, tiene el fin de destruir cualquier entidad que considere un obstáculo a su dominio y establecer o proteger relaciones de opresión y regímenes opresores que mantienen este sistema, incluyendo a fuerzas fundamentalistas islámicas cuando sirven sus propósitos….

“Pero el imperialismo y el fundamentalismo islámico NO son las únicas alternativas de hoy. Existe en realidad una oportunidad viable para hacer la revolución y dar lugar a una sociedad liberadora radicalmente diferente a partir de la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Esta revolución va a resultar de las contradicciones existentes en el sistema Y el trabajo de los revolucionarios ahora. Esta revolución es la ÚNICA fuente de verdadera esperanza en la terrible situación que enfrenta la humanidad hoy.

“Fortalecer el imperialismo —el mismo sistema responsable de la gran mayoría del sufrimiento y destrucción en la tierra de hoy— y apoyar a sus guerras y máquina militar sólo van a perpetuar esta miseria….

“Hacemos todo esto como parte de llegar a un mundo completamente mejor —y ahora mismo en este país, preparar el terreno, preparar al pueblo y preparar a la vanguardia— prepararse para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, a toda máquina, con una posibilidad concreta de ganar”. (Vea “Por qué NO debemos animar a nuestros propios gobernantes... y por qué más vale que PIERDAN sus guerras”, Revolución, 2 de diciembre de 2015)


 

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