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La NSA ayudó a Turquía a matar rebeldes kurdos

Laura Poitras, Marcel Rosenbach, Michael Sontheimer y Holger Stark
ICH/The Intercept
6 de septiembre de 2014

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

En una noche de diciembre en 2011, algo terrible ocurrió en el Monte Cudi, cerca de la frontera turco-iraquí. Una parte lo describió como una masacre; la otra como un accidente.

Varios cazabombarderos F-16 turcos bombardearon una caravana de aldeanos esa noche, aparentemente creyendo que se trataba de guerrilleros del separatista Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). El grupo volvía del norte de Iraq y sus mulas estaban cargadas de bidones de combustible y otras cosas. Resultó que se trataba de contrabandistas, no combatientes del PKK. Unas 34 personas murieron en el ataque.

Un drone estadounidense Predator había detectado el grupo, llevando a analistas de EE.UU. a alertar a sus socios turcos.

El vuelo de reconocimiento –del que informó por primera vez el Wall Street Journal en 2012– y sus trágicas consecuencias suministró una perspectiva importante sobre la estrechísima relación de trabajo entre servicios de inteligencia estadounidenses y turcos en la lucha contra separatistas kurdos. Aunque el PKK sigue siendo considerado como organización terrorista por EE.UU. y la Unión Europea, su imagen ha mejorado radicalmente por su reciente éxito en el combate contra ISIS (Estado Islámico) en el norte de Iraq y Siria. Combatientes del PKK –apoyados por ataques aéreos de EE.UU.– se encuentran allí en las primeras líneas contra el movimiento yihadista, y algunos en Occidente propugnan ahora que se arme al grupo y se elimine la etiqueta terrorista.

Documentos del archivo del denunciante estadounidense Edward Snowden que han visto Der Spiegel y The Intercept muestran hasta qué punto EE.UU. se ha involucrado en la lucha de Turquía contra los kurdos. Durante un cierto tiempo, la NSA incluso suministró cada hora a sus socios turcos datos de ubicación de teléfonos móviles de dirigentes del PKK. El gobierno de EE.UU. también entregó a los turcos información sobre flujos de dinero del PKK, y sobre el paradero de algunos de sus dirigentes que vivían en el exilio.

Al mismo tiempo, los documentos de Snowden también muestran que Turquía es uno de los principales objetivos del espionaje de EE.UU. Los documentos muestran que la dirigencia política en Washington, D.C., ha encargado a la NSA que vaticine la “intención de liderazgo” de Turquía, así como que monitoreo sus operaciones en 18 otras áreas cruciales. Esto significa que el servicio de inteligencia exterior de Alemania, que fue criticado en las últimas semanas después que se reveló que había estado espiando en Turquía, no es el único servicio secreto interesado en monitorear al gobierno en Ankara.

La ubicación estratégica de Turquía en la confluencia de Europa, la Unión Soviética, y Medio Oriente convirtió al futuro Estado miembro de la OTAN en un socio importante de las agencias de inteligencia occidentales, desde el comienzo mismo de la Guerra Fría. Los documentos de Snowden muestran que Turquía es el más antiguo socio de la NSA en Asia. Incluso antes de la fundación de la NSA en 1952, la CIA había establecido una cooperación de “Sigint”, o inteligencia de señales, con Turquía, desde la década de los 40.

Durante la Guerra Fría, EE.UU. utilizó bases en Turquía primordialmente para realizar vigilancia contra el “bajo vientre de la bestia soviética”, como dice un documento de la NSA. Actualmente, apunta a Rusia y Georgia desde suelo turco, recolectando información en “casi tiempo real”. Desde el estallido de su guerra civil, Siria, el vecino de Turquía, se ha convertido en un enfoque principal de la vigilancia de NSA.

Agentes secretos de EE.UU. también han suministrado durante años apoyo al gobierno turco en su batalla contra separatistas kurdos del PKK. Un documento de máximo secreto de la NSA de enero de 2007, por ejemplo, señala que la agencia suministró a Turquía datos geográficos y grabaciones de conversaciones telefónicas de miembros del PKK que parecen haber ayudado a agentes en la captura o asesinato de los objetivos. “Datos de geolocalización y cortes de voz de comunicaciones del Partido de los Trabajadores de Kurdistán que fueron entregados a Turquía por la NSA produjeron inteligencia actuable que llevó a la muerte o captura de docenas de miembros del PKK en el año pasado,” dice el documento.

La NSA también ha infiltrado las comunicaciones por Internet de dirigentes del PKK residentes en Europa. La inteligencia turca ayudó a allanar el camino para el éxito al suministrar las direcciones de correos electrónicos utilizados por los objetivos.

El intercambio de datos llegó hasta el punto que la NSA incluso dio a Turquía la ubicación de teléfonos móviles de ciertos dirigentes del PKK dentro de Turquía, suministrando información actualizada cada seis horas. Durante una operación militar en Turquía en octubre de 2005, la NSA suministró la ubicación cada hora.

En mayo de 2007, el entonces Director de Inteligencia Nacional Mike McConnell firmó un “memorándum” prometiendo un apoyo más profundo de inteligencia a Turquía. Un informe preparado en ocasión de una visita en abril de 2013 de una delegación turca a la sede central de la NSA en Fort Meade indica que la cooperación en los ataques contra el PKK ha “aumentado en general” desde entonces. La cooperación se ha concentrado sobre todo en el PKK. Agentes de la NSA en Turquía recolectaron más datos sobre el PKK el año pasado que cualquier otro objetivo, con la excepción de Rusia.

Resultó en la creación de un grupo de trabajo conjunto llamado Célula Combinada de Fusión de Inteligencia, un equipo de especialistas estadounidenses y turcos que trabajaban juntos en proyectos que incluían la localización de objetivos para posibles ataques aéreos turcos contra presuntos miembros del PKK. Todos los datos para una ola completa de ataques realizados en diciembre de 2007 se originaron en esta célula de inteligencia, según un cable diplomático del archivo de WikiLeaks.

La profunda relación de trabajo ha continuado bajo la presidencia de Barack Obama. En enero de 2012, funcionarios estadounidenses propusieron apoyar a Turquía en su lucha contra el PKK con diversas medidas, incluyendo acceso a sistemas de reconocimiento de la voz utilizando tecnología de vanguardia que posibilitaban análisis en tiempo real de conversaciones interceptadas. El sistema incluso puede buscar palabras clave e identificar a la persona que está hablando si se ha almacenado previamente una muestra de voz de ese individuo.

La NSA ofreció instalar dos sistemas semejantes para el servicio de inteligencia de Turquía. Por su parte, los turcos suministrarían muestras de voz de una serie de activistas kurdos. En vista de su estrecha y duradera relación con la NSA, escribieron las autoridades de la agencia, veían poco riesgo en el suministro de la tecnología. Los expertos de la NSA solo tenían dudas respecto al suministro a Turquía de la función de búsqueda automática de palabras clave.

La cooperación es dirigida a través de la oficina de Actividad de Relación Especial Turquía (SUSLAT por su acrónimo en inglés), basada en Ankara. Aparte de datos, los estadounidenses suministran a sus socios turcos sistemas completos de intercepción, ayuda en la descodificación, y entrenamiento.

Utilizando su unidad interna de reconocimiento “seguid el dinero”, la NSA también rastrea flujos de dinero del PKK en Europa. Los turcos reciprocan suministrando a los agentes estadounidenses transcripciones escritas de llamados telefónicos hechos por dirigentes del PKK, así como información de inteligencia sobre Rusia y Ucrania.

Pero en verdadero modo de “Espía contra Espía”, la propia Turquía es objetivo de intensa vigilancia incluso cuando coopera estrechamente con EE.UU. – un documento de la NSA describe sin ambages al país como “socio y objetivo”. Los mismos políticos, funcionarios militares, y funcionarios de la agencia de inteligencia con los cuales funcionarios estadounidenses trabajan estrechamente cuando realizan acciones contra el PKK también son considerados como legítimos objetivos de espionaje por la NSA. Con ese fin, aparte de la oficina oficial de SUSLAT y los trabajadores de inteligencia que ha registrado con las autoridades turcas, EE.UU. tiene dos filiales secretas, que operan estaciones de escucha del Servicio Especial de Recolección en Estambul y en la ciudad capital de Ankara.

El grado en el cual la NSA vigila a su socio es manifestado en el Marco de Prioridades de la Inteligencia Nacional (NIPF), un documento que establece las prioridades de los servicios de inteligencia de EE.UU. Actualizado y presentado al presidente cada seis meses, el NIPF muestra la “posición” de un país desde la perspectiva de EE.UU. En la edición de abril de 2013, Turquía es mostrada como uno de los países más frecuentemente vigilados por Washington, con servicios de inteligencia estadounidenses encargados de recolectar datos en 19 áreas diferentes de interés.

El documento coloca a Turquía al nivel de Venezuela –e incluso por sobre Cuba– en términos de interés de EE.UU. en la recolección de inteligencia. Información sobre “la intención de liderazgo” del gobierno turco recibe la segunda prioridad por su importancia, e información sobre las fuerzas armadas y su infraestructura, objetivos de la política exterior, y seguridad energética ocupan el tercer lugar en la lista de prioridades. El mismo marco también menciona al PKK como un objetivo de inteligencia, pero recibe un ranking de prioridad muy inferior.

A partir de 2006, la NSA comenzó una amplia operación de vigilancia –un esfuerzo conjunto de varias unidades de la NSA– con el objetivo de infiltrar los ordenadores de los principales dirigentes políticos de Turquía. Internamente, los funcionarios llamaron la actividad “Plan de Crecimiento del Proyecto Turco”. Tardó seis meses hasta que el equipo logró su objetivo. Un documento celebra el descubrimiento de la “combinación vencedora” e informa que la recolección había comenzado: “¡Lograron el primer éxito de todos los tiempos en la explotación de la red informática contra la dirigencia turca!”

Sobra decir que los servicios de inteligencia de EE.UU. también tenían en la mira a diplomáticos turcos, sobre todo los estacionados en EE.UU. Un documento clasificado de 2010 señala que la NSA vigilaba la embajada turca en Washington, D.C., bajo un programa con el nombre de código “Polvo”. Un proyecto similar para el monitoreo de la representación de Turquía ante las Naciones Unidas operaba bajo el nombre de código “Halcón Negro”.

Analistas tenían acceso al sistema telefónico en la embajada turca y podían intervenir contenidos directamente de los ordenadores. Además, infectaron sistemas informáticos utilizados por los diplomáticos con sistemas de recolección secreta de información. La NSA también instaló software con troyanos en la representación de Turquía en la ONU en Nueva York. Según el documento de la NSA, incluso tenía la capacidad de copiar discos duros completos en la misión en la ONU.

La NSA compartía gran parte de los conocimientos de sus espías con sus socios de “Cinco Ojos” – los servicios de inteligencia británicos, canadienses, australianos, y neozelandeses. Dentro de ese grupo, los británicos ya habían desarrollado su propio acceso a Turquía: la agencia de espionaje GCHQ monitoreaba objetivos políticos en Turquía así como elementos en el sector de la energía.

Un documento clasificado británico señala que en octubre de 2008, GCHQ encargó a agentes la mejora del acceso al Ministerio turco de Energía, así como a empresas que incluían la Petroleum Pipeline Corporation, la Corporación Turca del Petróleo, y la compañía de energía Calik Enerji. La tarea también incluía los nombres de 13 objetivos, incluyendo al entonces Ministro turco de Energía Hilmi Güler.

En 2008, analistas del GCHQ comenzaron a estudiar imágenes satelitales de las azoteas de ministerios y compañías para ver qué tipos de sistemas de comunicación estaban utilizando y las posibilidades de infiltrarlos. Los documentos no indican si estos esfuerzos tuvieron éxito.

El Ministro de Finanzas turco Mehmet Simsek también es nombrado explícitamente en documentos como un “objetivo” del GCHQ, a pesar del hecho de que tenía la doble ciudadanía turca-británica. A pesar de todo, una orden de vigilancia en su contra incluye, entre otras cosas, dos números de teléfonos móviles, así como su dirección privada en Gmail. Al ser cuestionados por periodistas de Der Spiegel, funcionarios del GCHQ dijeron que no comentan sobre los detalles de operaciones.

Cuando el periódico The Guardian publicó un artículo el verano pasado sobre una operación de espionaje planeada contra el ministro de finanzas turco durante su visita a Londres antes de la cumbre del G-20 en 2009, funcionarios en Ankara se indignaron tanto que el Ministerio de Exteriores convocó al embajador británico y criticó la “escandalosa” e “inaceptable” operación. Al ser contactado para una reacción ante las operaciones de vigilancia realizadas por la NSA y GCHQ, un portavoz del Ministerio de Exteriores turco dijo que “cosas semejantes” son discutidas solo a nivel diplomático.

Este artículo fue preparado y publicado en una colaboración entre Der Spiegel y The Intercept. Investigación adicional por Peter Maass.

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Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article39561.htm


 

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