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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

¡NO MAS!
¡Ningún ser humano es ilegal!

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Todos somos prisioneros ahora

Por Paul Craig Roberts

Traducido del pogreso-semanal.com
Semana del 10 al 16 de enero, 2008

Leer Versión en Inglés

Hoy los están encerrando
Están tirando la llave
Me preguntó quién será mañana, ¿tú o yo?"  

-- El Teléfono Rojo (AMOR, 1967)

En época de Navidad he tenido por costumbre escribir una columna en recuerdo de las muchas personas inocentes en prisión cuya vida ha sido robada por el sistema norteamericano de justicia criminal (sic), que es tan inhumano como indiferente a la justicia. Generalmente vuelvo a contar los casos de William Strong y de Christophe Gaynor, dos hombres a quienes los fiscales y los jueces, tan malvados y corruptos como cualquiera de los que hayan servido bajo Hitler y Stalin, encarcelaron injustamente.

Este año es diferente. Todos los norteamericanos son ahora prisioneros en un mundo de mentiras y engaño creados por el régimen de Bush y los dos partidos cómplices en el Congreso, por jueces federales demasiado tímidos o ignorantes como para reconocer a un estado delincuente que destroza burdamente la Constitución, por medios comprados que sirven de propagandistas a un régimen de criminales de guerra, y por un público que ha olvidado a los Padres Fundadores.

Los norteamericanos también son prisioneros del temor, un falso temor creado por la patraña del “terrorismo”. Resulta que los grandes eventos terroristas desde el 11/9 han sido orquestados por el gobierno de EEUU. Por ejemplo, el supuesto plan terrorista para hacer estallar la Torre Sears de Chicago fue un invento de un agente del FBI que buscó a unas pocas personas desafectas para que repitieran de palabra un complot ideado por el agente del FBI. El mismo agente arrestó a las víctimas, cuyo juicio terminó en absolución y en declaración de juicio nulo.

Muchos europeos consideran que el propio 11/9 fue un hecho orquestado. Ex miembros de gabinetes de gobiernos británicos, canadienses y alemanes y el jefe de Estado Mayor del ejército ruso expresaron públicamente sus dudas acerca de la versión oficial del 11/9. Recientemente un ex presidente de Italia, Francesco Cossiga, dijo en una entrevista al periódico Corriere della Sera (“Osama-Berlusconi”, 30 de noviembre de 2007), que “elementos democráticos en Estados Unidos y Europa, con la centro-izquierda italiana a la cabeza, creen ahora que el ataque del 11/9 fue planeado y ejecutado por la CIA norteamericana y el Mossad israelí a fin de culpar a los países árabes, y para persuadir a las potencias occidentales de realizar acciones militares tanto en Irak como en Afganistán”.

No queda claro si Cossiga estaba siendo sarcástico acerca de la opinión de los escépticos o sencillamente reportando lo que piensa la gente. Le he escrito pidiéndole una aclaración y reportaré cualquier respuesta que yo reciba. Aparentemente, los medios italianos no han hecho ninguna aclaración.

La declaración de Cossiga no ha sido reportada por ningún periódico o canal de TV norteamericanos. Plantear dudas a los norteamericanos acerca del gobierno no es un punto fuerte de los medios corporativos. Los norteamericanos viven en un mundo de propaganda diseñado para garantizar su aquiescencia a los crímenes de guerra, tortura, registros y medidas de estado policiaco, agresión militar, hegemonía y opresión, mientras se presenta a los norteamericanos (e israelíes) como la sal de la tierra que están amenazados por los musulmanes que odian “la libertad y la democracia”.

Los norteamericanos se aferran a esta “verdad” mientras que el régimen de Bush y un Congreso cómplice destruyen la Carta de Derechos y fraguan el robo de elecciones.

La libertad y la democracia en Estados Unidos han sido reducidas a listas de prohibición de volar, espionaje sin órdenes judiciales, arrestos sin órdenes judiciales ni evidencia, detención permanente a pesar de la protección constitucional del habeas corpus, tortura a pesar de la prohibición contra la autoincriminación… La lista continúa.

En el actual Estados Unidos temeroso, un ex senador cuyos hermanos mayores fueron (1) un héroe militar que murió en combate; (2) un Presidente de Estados Unidos asesinado mientras cumplía su mandato; (3) un Fiscal General y posible presidente, pero que fue asesinado como su hermano, puede encontrarse en la lista de prohibición de vuelo. Actuales y ex altos funcionarios gubernamentales no pueden viajar en avión con un tupo de pasta de dientes o una botella de agua, a pesar de la ausencia de evidencia de que las extremas medidas impuestas por la “seguridad aeroportuaria” hagan más seguros los vuelos. (Estudio de que no hay prueba de que la seguridad aeroportuaria haga más seguros los vuelos, Reuters, 20 de diciembre de 2007.)

Ciudadanos norteamericanos de la tercera edad con andadores y madres jóvenes con niños son meticulosamente registrados porque Seguridad Interna de EEUU no puede diferenciar a un ciudadano norteamericano de un terrorista.

Todos los norteamericanos deben notar las ominosas implicaciones de la incapacidad de Seguridad Interna para distinguir a un ciudadano norteamericano de un terrorista.

Cuando la Seguridad Aeroportuaria no puede diferenciar a un general del Cuerpo de Infantería de Marina que ha sido condecorado con la Medalla de Honor de un terrorista, los norteamericanos poseen toda la información que necesitan saber.

Cualquier norteamericano puede ser arrestado por una autoridad no responsable de sus actos, ser retenido indefinidamente sin ser acusado, y torturado hasta que no pueda seguir resistiendo el abuso y confiese.

Esta situación, en la que se puede ver cualquier norteamericano, es nuestra recompensa por nuestra estupidez, nuestra indiferencia, nuestra credulidad y nuestra falta de compasión por cualquiera que no sea uno de nosotros.

Algunos norteamericanos han comenzado a comprender el tremendo costo financiero de la “guerra al terror”, Pero pocos entienden el costo para la libertad norteamericana. El pasado octubre un proyecto de ley patrocinado por los demócratas, “Prevención del Radicalismo Violento y del Terrorismo Nativo”, fue aprobado por la Cámara de Representantes por 404 votos contra 6.

Solo seis miembros de la Cámara votaron contra una legislación tiránica que pretende destruir la libertad de palabra y la de reunión, y ordena 18 meses de audiencia congresionales para descubrir a norteamericanos con opiniones “extremas”, los cuales pudieran ser arrestados preventivamente.

¿Qué mejor indicio de que la Constitución de EEUU ha perdido su autoridad si los representantes elegidos más cercanos al pueblo aprueban un proyecto de ley que permite que la Carta de Derechos sea eliminada por la opinión subjetiva de miembros de una “Comisión de Creencias Extremistas” y burócratas de Seguridad Interna? Claramente los norteamericanos no se enfrentan a una amenaza mayor que la del gobierno en Washington.

Paul Craig Roberts fue Subsecretario de la Tesorería durante la Administración Reagan. Es el autor de Revolución del suministro: un recuento de un enterado acerca de la forma de decidir políticas en Washington.

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