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¿Es esto justicia? Después de 18 años de tortura, aislamiento y una cooperación sin precedentes, el prisionero de la CIA y de Guantánamo Majid Khan debe ser liberado en febrero del 2022

1 de noviembre de 2021
Andy Worthington

Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 22 de noviembre de 2021


Majid Khan, fotografiado como estudiante en 1999 y en años recientes en Guantánamo.

El jueves en la noche, en un tribunal militar en la bahía de Guantánamo, Majid Khan, un paquistaní que fue detenido y torturado en “sitios negros” de la CIA por tres años y cuatro meses después de su captura inicial en su país en marzo del 2003 y ha estado en Guantánamo desde septiembre del 2006, pudo decirle al mundo finalmente los detalles espantosos acerca del tratamiento del programa de “sitios negros” y en Guantánamo, en una declaración que leyó en una audiencia de sentencia.

Algunos de los detalles de la tortura a la cual fue sujeto Kahn fueron hechos públicos hace casi siete años, cuando el resumen del reporte del Comité de Inteligencia del Senado acerca del programa de tortura de la CIA post 9/11 fue publicado — en particular la impactante revelación de que él fue uno de los varios prisioneros víctima de la “alimentación rectal”, con el reporte describiendo cómo su “charola de comida”, que consistía en humus, pasta con salsa, nueces y pasas eran hechos “puré” e introducidos por el recto”.

La declaración completa de Khan está disponible aquí y, de hecho, ilumina los horrores del programa de tortura, pero también es un recuento convincente de cómo un hombre joven, angustiado con la muerte de su madre, fue oportunamente seleccionado como recluta por miembros de al-Qaeda en Pakistán y terminó envuelto en la planeación de ataques terroristas (aunque algunos jamás se materializaron) y llevando dinero de Pakistán a Tailandia, antes de su captura en su casa en Karachi en marzo del 2003.

También es apremiante el remordimiento de Khan por sus acciones. Desde el comienzo de su encierro le dijo a sus captores la verdad, pero, como explicó: “mientras más cooperaba y les decía, más me torturaban” — un fracaso impactante pero no sorprendente por parte de los interrogadores el poder establecer cuándo se les estaba diciendo la verdad, pero uno que, tristemente, estaba endémico en la “guerra contra el terror”.

No fue sino hasta octubre del 2007 cuando finalmente le dejaron reunirse con sus abogados, cuando se tomaron los primeros pasos hacia trato negociado en el que estuvo de acuerdo en el juicio de comisión militar en febrero del 2012, sobre el cual escribí aquí. En su declaración, describe cómo, cuando se reunió con su abogado la primera vez, “les comuniqué que estaba dispuesto a decir la verdad y a cooperar…para que las cosas estuvieran bien. Tomé la decisión pronta de hacerme responsable de lo que había hecho. No iba a dejar que Guantánamo fuera el último capítulo escrito en mi vida”.

Como explicó, “tomó casi dos años, antes de que comenzaran las negociaciones en relación al trato en intercambio por mi cooperación”, pero, finalmente, “el 29 de febrero del 2012, me declare culpable de todos los crímenes de los que era culpable. Declararme así y decidir cooperar con el gobierno estadounidense fue una muy buena decisión. Nunca he dudado de esta decisión y permanezco firme en mi compromiso de asistir al gobierno estadounidense en cualquier manera en la que pueda”.

A cambio de su ayuda, que contemplaba que “cooperara con las autoridades estadounidenses para incluir fiscales e investigadores, tanto para los casos comisiones como federales y casos civiles y criminales”, Khan ha tenido, desafortunadamente, que soportar largos años de confinamiento solitario en Guantánamo además de los largos años de lo mismo en los “sitios negros” de la CIA”. Como explicó “He estado solo por casi una década. No tenía con quién hablar con la excepción de guardias amables ocasionalmente, el FBI, algún pájaro de vez en cuando y los gatos que llegaban a visitarme” así como un oficial militar senior que “pasó mucho tiempo conmigo, monitoreándome” y quien “fue fundamental en mi decisión de cooperar”.

La recompense, sin embargo, es la promesa de su inminente liberación. Como expliqué al momento del trato que hizo, “su sentencia será rematada a los diecinueve años” del momento de su captura. En los años intermedios, desafortunadamente tendrá que esperar su sentencia “mientras los fiscales y abogados defensores chocan en trámites legales para ver quién testificará acerca del abuso por parte de la CIA del Sr. Khan en custodia, como describió el New York Times, añadiendo que “a cambio de una sentencia reducida, el Sr. Kahn y su equipo legal estuvieron de acuerdo con abandonar el esfuerzo para llamar testigos a que testificaran acerca de su tortura, la mayoría clasificada, mientras él pudiera contar su historia ante el jurado”.

Publicitando su declaración el CCR explicó que ahora, finalmente, “como un resultado de su cooperación, su equipo legal espera que la comisión militar pueda poner en movimiento las cosas para que el Sr. Kahn pueda ser transferido de Guantánamo tan pronto como febrero del 2022” cuando “el gobierno de Biden deba transferirlo a un tercer país” habiendo decidido repatriarlo a Pakistán.

¿Es esto justicia?

Interesantemente, siete de los ocho jurados militares, quienes después de su declaración, como dijo el Times, “emitieron una sentencia de 26 años, cerca del término más corto según las instrucciones del tribunal”, no creen eso. En una carta escrita a mano para la autoridad convocada para las comisiones militares, el coronel de la armada Jeffrey D. Wood, de la guardia nacional de Arkansas, le pidieron clemencia declarando que:

    El Sr. Kahn cometió crímenes serios en contra de los Estados Unidos y naciones aliadas. Se ha declarado culpable de estos crímenes y se ha hecho responsable de sus acciones. Además, ha expresado remordimiento por el impacto de las víctimas y sus familias.

    Se recomienda clemencia con la siguiente justificación:

    El Sr. Kahn ha estado sin el proceso legal básico bajo la Constitución. Específicamente estuvo detenida sin cargos ni representación legal por nueve años hasta el 2012, y sin sentencia hasta octubre del 2021. Aunque fue designado como “enemigo extranjero agresivo sin privilegios”, y sin merecer técnicamente los derechos de ciudadanos estadounidenses, la completa indiferencia en relación a los conceptos fundacionales sobre los cuales la Constitución fue creada es una ofensa a los valores americanos de justicia.

    El Sr. Kahn fue víctima de abuso físico y psicológico más allá de las técnicas de interrogación mejoradas, cercanas a la tortura ejecutada por los regímenes más abusivos en la historia moderna. Este abuso no tiene valor práctico en términos de información o de ningún beneficio tangible para los intereses de Estados Unidos. En lugar de eso, es una mancha sobre la fibra moral de Estado Unidos, el trato que recibió el Sr. Kahn en manos de personal estadounidense debería ser una fuente de vergüenza para el gobierno de EE.UU.

    El Sr. Kahn cometió sus crímenes cuando era un joven conmovido por la pérdida de su madre. Un objetivo vulnerable para el reclutamiento extremista, cayó ante las influencias de las filosofías radicales islámicas, como muchos otros en años recientes. Ahora, como 41 años, con una hija que jamás ha visto, está arrepentido y no es una amenaza con un futuro extremista.

¿Por qué todos los que no están acusados en Guantánamo deben ser liberados?

Espero que Majid Kahn sea liberado el próximo mes de febrero y espero que, tan pronto sea posible y después de su liberación, cuando sea reubicado en un país todavía no identificado, termine reunido con su familia incluyendo a la hija que jamás ha conocido. Sin embargo, tenemos que recordar, mientras que ya hay planes para su liberación, es que la tardía y comprometida justicia en este caso es más de lo que han podido permitirse los hombres que siguen detenidos y que jamás han sido acusados, actualmente 27 de los 38 en Guantánamo (con el resto acusados ante comisiones militares o, en un caso, condenado a través de ese proceso).

Trece de estos 27 hombres han sido aprobados para ser liberados por procesos de revisión de alto nivel gubernamental y todavía siguen detenidos, mientras que otros 14 no han sido ni acusados ni aprobados para liberación y son precisamente descritos como los “prisioneros siempre” de Guantánamo. Estos 27 también necesitan ser liberados para febrero del 2022, a menos que, otra vez, el sistema de comisiones militares entregue algún tipo de justicia, y como ha sucedido de manera esporádica a través de la larga historia de Guantánamo cuando se ha logrado asegurar condenas o acuerdos, funcionan solo para quienes han sido referidos como insignificantes, para quienes el gobierno no ha podido presentar algún tipo de caso en contra, o continúan detenidos en una manera fundamentalmente sin ley.


 

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