worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


¿Guantánamo Para Siempre?

Andy Worthington

11 de enero de 2011

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
19 de enero de 2011

En el noveno aniversario de la apertura de Guantánamo, parecería duro preguntarle al presidente Obama si todos los planes de cerrar la prisión han fallado y si ella va a permanecer operando por tiempo indeterminado.

Después de todo, puede ser que el presidente no haya podido cerrarla dentro del año de asumir la presidencia, a pesar de haber prometido de hacerlo con una orden ejecutiva su segundo día en la Casa Blanca, pero tanto él como su vocero continúan afirmando que es su intención cerrarla.

Sin embargo, en realidad es razonable proponer que Guantánamo es ahora una institución permanente por varias razones. La primera se refiere a cínicas jugadas hechas por congresistas en los últimos meses, como incluir cláusulas de provisión de fondos en la ley de presupuesto militar destinadas explícitamente a mantener abierto Guantánamo, prohibir el uso de fondos para transferir prisioneros para ser juzgados en el continente de EEUU, prohibir el uso de fondos para comprar o construir una prisión en el continente de EEUU para los prisioneros de Guantánamo, y prohibir transferencia de aquellos prisioneros que fueron aprobados por el Grupo de Trabajo de Revisión de Guantánamo del presidente (compuesto por representantes de departamentos gubernamentales y agencias de inteligencia) a países considerados peligrosos por los congresistas, incluyendo Afganistán, Pakistán y Yemen.

En todos estos desafíos a sus declaradas intenciones – traer al continente por lo menos algunos de los 33 hombres que fueron recomendados por la Grupo de Trabajo para ser juzgados en cortes federales, manteniéndolos en una prisión en EEUU y liberar algunos de los 89 prisioneros “aprobados para ser transferidos” por la Grupo de Trabajo – el presidente Obama podría haber anulado la decisión del congreso. Como fue informado antes de Navidad, estaba perfectamente en su poder vetar la legislación o firmar un dictamen anulando aquellas partes de la ley de presupuesto que él pudiera considerar ser una violación a la autoridad constitucional de la presidencia.

Sin embargo al final, demostrando lo que muchos observadores ya consideran típica cobardía, él eligió no hacer nada de ello. Un veto nunca fue siquiera considerado porque eso amenazaría la autorización del congreso de miles de millones de dólares para continuar con las devastadoramente caras guerras en Afganistán e Irak y que no-autoridad tiene deseo de terminar, pero firmar un dictamen declarando las cláusulas como una violación inconstitucional al poder del ejecutivo era una clara posibilidad a pesar de las connotaciones negativas después que George W. Bush hiciera uso tan excesivo de dictámenes firmados durante su presidencia. Como explicaran David B. Rivkin Jr. y Lee A. Casey, abogados que trabajaron en el departamento de justicia bajo Ronald Reagan y George H.W. Bush, en una editorial del Wall Street Journal, “Los esfuerzos del congreso de bloquear futuros juicios a través de la restricción de gastos al presidente son inconstitucionales y tendrían que ser abandonados.”

Sin embargo y a pesar de estas críticas tan incisivas al congreso provenientes de comentaristas conservadores, Obama se negó a ir tan lejos como Rivkin y Casey y eligió limitar su oposición a rezongos que suenan bien, pero que de última son inocuos. Como informó el New York Times, “Él criticó severamente esas restricciones, pero no reclamó que él tenia la autoridad constitucional de ignorarlas” y dijo en cambio que “iba a pedirle al congreso que revocara las restricciones, tratara de ‘atenuar sus efectos’ y opusiera todo intento de extenderlas o expandirlas después que caducaran en setiembre, al final del año fiscal en curso.”

Criticando la prohibición de traer prisioneros al continente para ser juzgados, Obama defendió el procesamiento de sospechosos de terrorismo en la corte federal como “una poderosa herramienta en nuestros esfuerzos para proteger nuestra nación,” y describió la prohibición impuesta por el congreso como “un peligroso e inaudito desafío a la crítica autoridad del poder ejecutivo para determinar dónde y cuándo procesar a los detenidos en Guantánamo, basándose en los hechos y las circunstancias de cada caso y en nuestros intereses de seguridad nacional.” Sin embargo, como resultado de su negación a anular la cláusula, los 33 hombres recomendados para juicio por la Grupo de Trabajo van a permanecer, en su mayor parte, sin juicio.

Según se informa, la administración no está dispuesta a continuar con juicios por comisión militar, criticada justamente por oponentes por considerarse un sistema judicial de segundo nivel, especialmente después de la injusta y vergonzosa declaración de culpabilidad pactada con el ex niño-prisionero Omar Khadr en octubre. De ahí que el principal efecto de la capitulación de Obama sea dar victoria a los congresistas que insertaron esta cláusula específicamente para prevenir que el presidente prosiga con el juicio en corte federal contra Khalid Sheikh Mohammed y otros cuatro hombres acusados de participación en los ataques del 11 de setiembre. Este juicio fue anunciado por el fiscal general Eric Holder en noviembre pasado, pero encontró la resistencia feroz de ideólogos republicanos mal informados que todavía creen en la noción destructiva y equivocada de la administración de Bush que los sospechosos de terrorismo son guerreros y no criminales.

Al criticar la prohibición de usar fondos militares para liberar cualquiera de los 89 prisioneros absueltos por la Grupo de Trabajo a menos que, según describe el Times, el secretario de defensa Robert Gates “certifique que el país cumple con un estricto conjunto de medidas de seguridad,” el presidente declaró que este proceso de certificación, agregado a otros cuestionamientos de seguridad ya emprendidos por el gobierno, “dificultaría la conducción de negociaciones delicadas con países extranjeros” e “interferiría con la autoridad del poder ejecutivo de hacer determinaciones importantes y trascendentales de política exterior y seguridad nacional con respecto a si y bajo qué circunstancias se harían estas transferencias dentro del contexto de un conflicto armado activo.”

Sobre este punto el efecto será menos notable, pues 58 de los 89 hombres aprobados para ser liberados por la Grupo de Trabajo ya han sido detenidos indefinidamente sin cargo o juicio por un año ya que son originarios de Yemen. En enero pasado, después de una sobrerreacción histérica a la noticia que el fallido terrorista que quiso poner una bomba en un avión en Navidad, Umar Farouk Abdulmutallab, aparentemente había sido reclutado en Yemen, el presidente anunció una moratoria a la liberación de todo prisionero yemení que está todavía en vigencia y no hay indicios de que sea levantada. De los 31 hombres restantes, la mayoría está esperando países terceros que estén preparados a recibirlos, pues no pueden ser repatriados en forma segura pues existe el riesgo que sean torturados, y la administración, el congreso y la tribunal federal de apelaciones de Distrito de Columbia todos se aseguraron bien que ninguno de los hombres sea liberado en EEUU. Por lo tanto, es poco probable que la prohibición del congreso se aplique a alguno de estos hombres.

Los únicos prisioneros que no están cubiertos en esta prohibición son aquellos cuya liberación fue aprobada luego de ganar la petición de habeas corpus en la corte del distrito de Washington D.C.. Sin embargo sobre este punto, el presidente Obama no ha hecho más que enfurecer a sus partidarios liberales cuando, el lunes pasado repatrió un argelino, Farhi Saeed bin Mohammed, en contra de su voluntad. Bin Mohammed había ganado su petición de habeas corpus en noviembre 2009, pero estaba aterrorizado de volver a su país natal donde principalmente temía ser atacado por militantes islámicos. La jueza de su caso, Jueza Gladys Kessler, luchó a su favor para prevenir su repatriación forzada, pero finalmente ella fue desautorizada por la corte suprema, facilitando su retorno a Argelia el lunes pasado.

El hecho de que el único hombre que fue liberado desde agosto último – y muy probablemente el único que sea liberado en un futuro inmediato – sea alguien que estaba desesperado por no ser devuelto a su país natal, es una triste denuncia a la postura que el presidente Obama toma en el noveno aniversario de la apertura de Guantánamo, dos años después que prometiera cerrar la prisión y un año después que fallara en hacerlo.

Como expliqué más arriba, al negarse a enfrentar al congreso por las intrusiones inconstitucionales a su autoridad – y a través de su moratoria a la liberación de cualquier yemení, el presidente Obama se ha asegurado que no haya distinción entre los 33 hombres recomendados para juicio por la Grupo de Trabajo y los 89 hombres cuya liberación fue aprobada, pues casi todos han sido ahora recluidos a arresto indefinido sin cargo o juicio por el futuro inmediato.

Completando este panorama, hay 48 hombres más que fueron marcados explícitamente por la Grupo de Trabajo para ser arrestados indefinidamente sin cargo y sin juicio. Esto ha sido una propuesta indefendible, ya desde que fue advertida por el presidente por primera vez en mayo de 2009, pues los hombres en cuestión son considerados demasiado peligrosos para ser liberados, a pesar de que la administración admite que no tiene evidencia que pueda usar para probar estos alegatos. Esto por supuesto indica que dar crédito a información poco fiable obtenida a través de tortura fue una pieza clave para llegar a estas conclusiones. Los planes también son preocupantes pues de esta manera perpetúan explícitamente la postura tomada por el presidente Bush cuando estableció Guantánamo, y porque ayudan a aquellos que quieren ver el uso de arresto indefinido sin cargo y sin juicio nuevamente en el futuro. Y con respecto a esto último, fue extremadamente deprimente escuchar antes de Navidad que Obama estaba considerando presentar un dictamen presidencial aprobando formalmente la detención indefinida de estos 48 hombres, aunque garantizando que recibirían algún tipo de reconsideración normal de sus casos.

Se espera pronto una decisión al respecto; ésta debería ser resistida ferozmente por todo aquél que cree que el perverso experimento en Guantánamo ya ha durado demasiado y que mantener prisioneros es aceptable solamente cuando son sospechosos criminales que serán juzgados, o son prisioneros de guerra quienes, en todo caso, pueden ser mantenidos hasta el final de las hostilidades. Y si el presidente Obama efectivamente firma este dictamen presidencial, es responsabilidad de todo aquél que se opone al escándalo existente en Guantánamo, de señalarlo como tal, junto con la interferencia del congreso y la moratoria de Obama, no son sólo 48 prisioneros los designados a arresto indefinido sin cargo y sin juicio, sino casi todo prisionero todavía en Guantánamo – 170 hombres en total.

Las esperanzas que Guantánamo fuera cerrado probablemente ya se frustraron durante los primeros meses de su presidencia, pero aun el más cínico observador tendría dificultad en decir entonces que, después de dos años, Obama estaría presidiendo sobre una situación tan similar a la creada por Bush, Dick Cheney and Donald Rumsfeld en 2002 – cuando la población entera de la prisión esta de hecho arrestada arbitrariamente, detenida indefinidamente sin cargo y sin juicio, independientemente de que la mayoría de ellos debieran ser liberados o juzgados.

Al comienzo del décimo aniversario del funcionamiento de la prisión, ésta es una situación muy deprimente por la cual todo aquél preocupado por la justicia para los prisioneros restantes, debería hacer campaña reclamando y denunciando implacablemente.

Andy Worthington es periodista e historiador residente en Gran Bretaña. Es autor de The Guantánamo Files, el primer libro que cuenta las historias de todos los detenidos en la prisión ilegal de EE.UU. (publicado por Pluto Press/Palgrave Macmillan), y co-director (con Polly Nash) del nuevo documental, "Outside the Law: Stories from Guantanamo." Para más información visite su blog aquí.


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net