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La prohibición del arte de Guantánamo: ex prisioneros le piden a Biden que retire la veda de Trump con el arte que tienen que dejar al ser liberados

16.10.22
Andy Worthington

Traducido por El Mundo no Puede Esperar 9 de noviembre de 2022


Un barco hecho con materiales reciclados por el prisionero de Guantánamo Moath al-Alwi. Fue permitida su salida antes de la prohibición en la prisión sobre más arte de prisioneros promulgada en noviembre del 2017, pero al-Alwi, quien finalmente fuera aprobado para ser liberado en enero de este año, ha continuado a hacer arte y recientemente le dijo a su abogado que prefería que su arte fuera liberado antes que él, “porque, por lo que a mí concierne, ya terminé, mi vida y mis sueños están destrozados. Pero si mi arte es liberado, será el testigo de mi posteridad”.

Estoy encantado de publicar una carta al presidente Biden escrita por ocho ex prisioneros de Guantánamo, pidiéndole que elimine la prohibición de llevarse sus piezas de arte al dejar la prisión — y también de entregárselas a sus abogados (y, a través de ellos, a sus familias) — que ha sido vigente desde noviembre del 2017.

He estado escribiendo acerca de esta espantosa veda desde que fue implementada por primera vez, cuando el Pentágono hizo una excepción con “Ode to the Sea: Art from Guantánamo Bay”, una exposición de arte de 8 ex y actuales prisioneros en el John Jay College of Criminal Justice en New York, que se llevó a cabo desde octubre del 2017 hasta enero del 2018.

Como expliqué en un artículo hace seis semanas, titulado La poderosa obra de arte que siguen creando los presos de Guantánamo y la escandalosa prohibición de su difusión que aún se mantiene, dándole seguimiento al artículo de Joel Gunter para la BBC World, El Repentino Silenciamiento De Los Artistas De Guantánamo, las obras de arte en la exposición eran “sobre todo escenas inocuas de la naturaleza, las cuales fueron aprobadas en su totalidad por el Pentágono después de examinarlas para asegurarle a los oficiales que no contenían mensajes terroristas ocultos”.

Después de visitar la exposición en enero del 2018, declaré que, principalmente, “no hizo algo más impactante que atreverse a mostrar que ellos (los prisioneros) son seres humanos”. También mencioné cómo, después de que el programa de arte fuera establecido en la prisión en 2010, el ejército lo había celebrado como una historia de éxito, con los oficiales “reconociendo que era bueno para los prisioneros y también para las relaciones públicas de la prisión arruinadas”.

Sin embargo, hace cinco años, cuando el Pentágono implementara la veta, los oficiales dijeron que fue “porque la exposición incluía un correo electrónico para gente interesada en comprar las obras de arte hechas por los prisioneros, ignorando el hecho de que sólo el arte de quienes estaban libres estaba a la venta” y las autoridades estadounidenses supuestamente tenían que aprobar que los ex prisioneros pudieran trabajar para mantenerse.

La carta elocuente al presidente Biden fue publicada en línea por primera vez por la revista de arte Hyperallergic hace dos días. Fue, explica el sitio web, “organizada por el detenido Mansoor Adayfi con el apoyo de los artistas Aaron Hughes y Amber Ginsburg del Tea Project, los curadores de ‘Rehaciendo lo excepcional, té, tortura y reparación | Chicago a Guantánamo’ — una exposición del 2022 en el Museo de Arte DePaul con casi 100 obras realizadas por artistas en Guantánamo.

Mencioné la carta en mi artículo hace seis semanas y me da gusto que me hayan pedido que firmara en solidaridad, junto a nuestro cofundador Tom Wilner y también aseguramos una firma del músico Roger Waters, activista desde hace tiempo de la campaña Close Guantánamo.

Aquí está la carta — y por favor, sigue el en lace si quieres añadir tu firma.


Una pintura realizada por Khaled Qasim, prisionero de Guantánamo, que fue autorizada para salir de la prisión antes de la prohibición de que sacaran obras de arte de prisioneros a partir de noviembre del 2017. Qasim, quien finalmente fuera aprobado para ser liberado en julio de este año, ha continuado a hacer arte y le dijo a su hermano en una llamada en agosto: “les pido a todos que me ayuden a liberar mi arte de Guantánamo. Mis obras son parte de mi y de mi vida. Si el gobierno estadounidense no acepta liberar mi arte, me negaré a dejar Guantánamo sin mis obras”.

¡Liberen el arte! La carta al presidente Biden de parte de ocho ex prisioneros de Guantánamo

Para: Presidente Joseph R. Biden, Jr.
La Casa Blanca
1600 Pennsylvania Avenue NW
Washington, DC 20500

De: ocho ex prisioneros de Guantánamo (Mansoor Adayfi, Sabri Al-Qurashi, Ghaleb Al-Bihani, Moazzam Begg, Lakhdar Boumediene, Djamel Ameziane, Sami al-Hajj, y Ahmed Errachidi)

Estimado Sr. Presidente,

Por favor ponga fin a la política de la era de Trump de evitar que el arte de Guantánamo salga y libere el arte cautivo de la prisión.

Llegar a Guantánamo fue como entrar en un estado entre la vida y la muerte. Fuimos aislados completamente del resto del mundo y nos convertimos en números en overoles anaranjados, enjaulados 24/7. Pasamos años y años en aquellas jaulas, incapaces de ver la vida más allá de esos muros. Tortura, huelgas de hambre y el aislamiento nos acercó a la muerte y definió nuestro encarcelamiento. Mientras más tiempo permanecíamos, más perdíamos nuestra sanidad y a nosotros mismos.

En el 2010, como parte de una mejora general en las condiciones de vida, cuando Obama fracasó en completar su promesa de cerrar la prisión militar y, como parte de nuestras negociaciones con la administración del campo, nos dieron acceso a una clase de arte.

Por primera vez, hacer arte no estaba prohibido.

Desde el inicio hicimos arte. No teníamos nada, así que creamos arte desde la nada. Dibujamos con polvo de té sobre papel de baño. Pintamos nuestras paredes con jabón, vasos de unicel y contenedores de comida. Cantamos, bailamos, recitamos poesía y compusimos canciones. Pero, debido a este cambio en las reglas, ahora teníamos papel verdadero, plumas y pinturas — colores que hace años no habíamos visto. Ya no teníamos que esconder nuestros escritos, pinturas, poemas y canciones — que tenían partes escondidas para nosotros. Ya no nos castigaban por pintar o cantar. Podíamos revelar partes de nosotros que faltaban.

Debe entender que lo que obtuvimos no solo fue papel, plumas y pinturas. Estas eran nuestras herramientas para conectarnos con nuestras memorias, a nuestras vidas previas, a la naturaleza, el mundo y nuestras familias. El arte fue nuestra manera de curarnos, de escapar del sentimiento de estar encarcelados y poder liberarnos, por un momento. Hicimos un mar, árboles, el hermoso cielo azul y barcos. Pintamos nuestra esperanza, miedos, sueños y nuestra libertad. El arte nos permitió sobrevivir.

Y compartimos nuestras obras de arte. Nuestras obras se movían de un bloque a otro en el Campamento 6, para que todos pudiéramos verlas. Le dimos arte a nuestros abogados y familias y a los guardias y staff del campamento. Incluso una galería fue creada por la administración para mostrar nuestro arte a los visitantes, periodistas y delegaciones. Comenzamos a compartir nuestro arte con el mundo. Luego, en 2017, después de una exposición de arte en Nueva York, las cosas cambiaron.

Queríamos que todos vieran este arte, que vieran su belleza. Queríamos que vieran cómo usamos nuestro arte para luchar contra la injusticia. Pero este mensaje y la atención pública en aumento sobre la prisión enojaron al gobierno de Trump, que respondió prohibiendo que saliera de Guantánamo más arte.

Por favor, Sr. presidente — no siga el ejemplo de Trump.

Este arte les pertenece a los artistas. Su importancia para ellos no puede ser sobreestimada. Moath Al-Alwi, quien fue aprobado para ser liberado en enero del 2022, le dijo a su abogado que prefería que su arte fuera liberado a ser liberado él, “porque, por lo que a mí concierna, ya terminé, mi vida y mis sueños están hechos pedazos. Pero si mi arte es liberado, será el único testigo de mi posteridad”. Khaled Qasim, aprobado para ser liberado en julio del 2022, le pidió a su hermano en una llamada el 2 de agosto de este año, que pasara el mensaje a la gente libre del mundo: “Les pido a todos que me ayuden a liberar mi arte de Guantánamo. Mis obras son parte de mí y de mi vida. Si el gobierno estadounidense no acepta liberar mis obras de arte, me negaré a dejar Guantánamo sin ellas”.

El arte de Guantánamo se volvió parte de nuestras vidas y de quiénes somos. Nació del calvario que vivimos. Cada pintura tiene momentos de nuestras vidas, secretos, lágrimas, dolor y esperanza. Nuestras obras son parte de nosotros. Todavía no somos libres si partes de nosotros siguen encarceladas en Guantánamo.

Sr. presidente, ponga fin a la política de la era de Trump y libere el arte de Guantánamo.

Sinceramente,

Mansoor Adayfi
Sabri Al-Qurashi
Ghaleb Al-Bihani
Moazzam Begg
Lakhdar Boumediene
Djamel Ameziane
Sami al-Hajj
Ahmed Errachidi

Quienes firmaron en solidaridad

Amber Ginsburg, Tea Project y University of Chicago
Aaron Hughes, Tea Project y University of Illinois Chicago
Erin L. Thompson, profesor adjunto, John Jay College of Criminal Justice (City University de New York)
Mariame Kaba, dundador y director de Project NIA
Michael Rakowitz, departamento de arte, teoría, práctica, Northwestern University
Aliya Hussain, gerente de programa de apoyo, Center for Constitutional Rights
Sue Udry, Defending Rights and Dissent
Molly Crabapple, artista
Laurence Ralph, autor de Torture Letters, antropología, Princeton University
Andy Worthington, Close Guantánamo
Thomas Wilner, consejero del registro para la gente encarcelada en Guantánamo en sus casos ante la Surpema Corte en 2004 y 2008
Roger Waters, músico y activista
Marc Falkoff, abogado de Guantánamo, editor de Poems from Guantánamo, College of Law, Northern Illinois University
Erika Rappaport, departamento de historia, California Santa Barbara
Monica Trinidad, artista, podcast The Lit Review
William Ayers, College of Education, University of Illinois Chicago (retirado)
Bernardine Dohrn, Northwestern University School of Law
Laleh Khalili, School of Politics and International Relations, Queen Mary University of London
Ronak K. Kapadia, estudio de género y mujeres, University of Illinois Chicago
Lori Waxman, crítica de arte, Chicago Tribune/Hyperallergic
James Yee, ex capelán del ejército estadounidense en Guantánamo
Audrey Petty, Invisible Institute
Sarah Ross, Prison + Neighborhood Arts/Education Project and School of the Art Institute of Chicago
Timmy Chau, Prison + Neighborhood Arts/Education Project
Erica R. Meiners, Prison + Neighborhood Arts/Education Project and Northeastern Illinois University
Aislinn Pulley, Chicago Torture Justice Memorials
Mary Zerkel, American Friends Service Committee
Antonio Aiello, editor
Tali Ginsburg, Never Again Action
Saul Chernick, artista
Murray Ngoima, artista
Gail Helt, ex oficial de inteligencia, CIA
Debi Cornwall, artista
Lauren Arrington, profesora de inglés, Maynooth University, National University of Ireland
Peter Hoffmeister, departamento de arte e historia del arte, Hunter College
M. T. Anderson, ganador del premio National Book

Para ver quiénes más firmaron, ver la carta original.


 

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