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Publicar no es un crimen”: finalmente, el New York Times, the Guardian y otros tres periódicos le piden a Estados Unidos detener el proceso criminal de Julian Assange

4.12.22
Andy Worthington

Traducido por El Mundo no Puede Esperar 16 de diciembre de 2022


Una imagen creada por WikiLeaks después de que cinco periódicos publicaran su carta abierta para el gobierno de Biden el pasado 28 de noviembre del 2022, haciendo un llamado para que se elimine el proceso legal.

El lunes 28 de noviembre, en el doceavo aniversario de la publicación de “Cablegate”, de más de 250,000 cables dilplomáticos estadounidenses filtrados a WikiLEaks por Chelsea Manning, los editores del New York Times, el Guardian y tres otros periódicos que trabajaron en los cables como socios mediáticos — Le Monde, Der Spiegel y El País — le enviaron una carta abierta a la administración de Biden haciendo un llamado para que el gobierno estadounidense “para ponerle fin al proceso legal contra Julian Assange por publicar secretos”, porque “publicar no es un crimen”.

Como declararon los editores “la administración Obama-Biden, en el poder durante la publicación de WikiLeaks del 2010, se abstuvo de acusar a Assange, explicando que tendrían que procesar periodistas de grandes medios de noticias también. Su posición puso una prima sobre la libertad de prensa, a pesar de sus incómodas consecuencias. Bajo Donald Trump, sin embargo, la posición cambió. El DOJ (Departamento de Justicia por sus siglas en inglés) se basó en una vieja ley, la Ley de Espionaje de 1917 (diseñada para enjuiciar potenciales espías durante la Primera Guerra Mundial), que jamás había sido utilizada para acusar a un editor o radiodifusora”.

Como añadieron, “esta acusación establece un peligroso precedente y amenaza con perjudicar la Primera Enmienda y la libertad de prensa. Hacer responsable a los gobiernos es parte de la misión principal de una prensa libre en una democracia. Obtener y divulgar información cuando es necesario para el interés público en parte importante del trabajo diario de los periodistas. Si ese trabajo es criminalizado, nuestro discurso público y nuestras democracias se hacen significativamente más débiles”.

El frente unido de estos cinco periódicos — algunos de los más prominentes en Europa — fue, para ser contundente, muy tarde, ya que Assange, el fundador de WikiLeaks, ha estado encarcelado por más de tres años y medio en la prisión de máxima seguridad en Belmarsh, mientras desafía su extradición a los Estados Unidos. Un frente unido debería haberse presentado por parte de estos periódicos — y otros que trabajaron con WikiLeaks — cuando fue arrestado, el 11 de abril del 2019, en la embajada ecuatoriana en Londres en donde le habían otorgado asilo casi siete años antes.

Haciendo un llamado para la liberación de Julian Assange desde el 2019

Inmediatamente después de que Assange fuera arrestado, escribí en Facebook señalando cómo “aquellos que filtran información, como Chelsea Manning, necesitan protección y también aquellos que trabajaron con ellos para que fuera disponible públicamente. Julian Assange y WikiLeaks, así como todos aquellos que trabajaron con ellos en la publicación de documentos — el New York Times y el Guardian, por ejemplo”, y le pedí a todos los que han trabajado con WikiLeaks “que se aseguraran de pelear tan tenazmente como fuera posible para evitar que Julian Assange fuera extraditado a los Estados Unidos”.

Para destacar a estos editores, también publiqué un enlace a todos los socios de búsqueda y fundadores de WikiLeaks en su sitio web, que me incluía, porque trabajé con ellos para la publicación de los expedientes militares clasificados de Guantánamo en abril del 2011.

A los pocos días, el Departamento de Justicia abrió la acusación en contra de Assange y yo, subsecuentemente, publiqué un artículo inequívocamente declarando Defiendan a Julian Assange y a WikiLeaks: la libertad de prensa depende de eso Defiende a Julian Assange y a WikiLeaks: la libertad de prensa depende de eso, después, cuando los cargos de espionaje fueron anunciados en mayo del 2019, con un artículo titulado Detengan la extradición: si Julian Assange es culpable de Espionaje, también los son el New York Times, el Guardian y muchos otros medios, en el que cité a varios periodistas solidarios y organizaciones mediáticas, así como Chelsea Manning, que sacó una declaración en la que decía que aceptaba “toda la responsabilidad” de las divulgaciones de WikiLeaks en el 2010 y el relator de tortura de la ONU Nils Melzer, que visitó a Assange en Belmarsh y quien después se preocupara tanto acerca del trato que estaba recibiendo a manos de las autoridades estadounidenses y británicas, que escribió todo un libro acerca de eso, The Trial of Julian Assange: A Story of Persecution, que fue publicado en febrero de este año.

También repetí mi llamado a “todos los preocupados por la libertad de prensa — con, en EE.UU., la atesorada Primera Enmienda — para declarar incondicionalmente que los cargos están mal y que el Reino Unido no debería extraditar a Assange” pero fue preocupante que algunos medios de comunicación prominentes, mientras permitían a críticos de la extradición comentar, mantenían una posición inútil ellos mismos. El 24 de mayo del 2019, por ejemplo, el Guardian publicó una editorial enfocada en los cargos de mala conducta sexual en contra de Assange en Suecia, que subsecuentemente fueron retirados, declarando que “debería enfrentar juicio por violación” en Suecia y lo llamaron “un personaje poco atractivo que había peleado con casi todos sus ex seguidores”, una afirmación que, incluso si fuera verdad, no tiene relevancia alguna sobre la injusticia de perseguir a un editor por publicar secretos del gobierno cuya revelación fue en el interés del público.

Repetí mi llamado para que el Reino Unido detuviera la extradición plateada para los Estados Unidos, en octubre del 2019, cuando las audiencias preliminares en relación al proceso comenzaron en Londres y continué a hacer un llamado para que la extradición fuera retirada en febrero del 2020 en un artículo titulado A Call for the Mainstream Media to Defend Press Freedom and to Oppose the Proposed Extradition of Julian Assange to the US, cuando me enfoqué particularmente en los esfuerzos realizado por el ex editor del Daily Mirror y ex periodista del Guardian Roy Greenslade para motivar a los editores del periódico británico a presentar un frente unido para oponerse a la extradición de Assange.

Cuando dieron inicio en serio las audiencias de extradición, en el Old Bailey en septiembre del 2020 (habiéndose atrasado por el COVID), publiqué nuevamente un artículo, La continua e injustificada persecución de Julian Assange, en donde, una vez más, señalé, una vez más que “si se hiciera un caso por actividad criminal por parte de Assange y WikiLeaks, también estarían involucrados los editores y la redacción del New York Times, el Washington Post, el Guardian y todos los otros medios alrededor del mundo que trabajaron con Assange en la publicación de estos documentos”.

Durante las audiencias, también presenté una declaración al tribunal a favor de Assange, basada en mi asesoramiento de la importancia de los Expedientes de Guantánamo y formé parte de un documental llamado “The War on Journalism: The Case of Julian Assange” (“La guerra contra el periodismo: el caso de Julian Assange”) dirigido por Juan Passarelli, realizando, también, varias entrevistas de radio y, en enero del 2021, después de que de manera inesperada la jueza se negara a que procediera la extradición, decidiendo que la vida de Assange estaría en riesgo en una prisión supermax en Estados Unidos, le pedí a la administración de Biden que retirara la solicitud. En lugar de eso, sin embargo, hace un año, dos jueces del Alto Tribunal revirtieron a decisión del tribunal menor, aceptando las garantías de Estados Unidos de que, si extraditado, no estaría detenido en circunstancias que pudieran inducir suicidio.

2022: ¿el punto de inflexion?

Como ha continuado a través del 2022 el largo limbo legal de Julian Assange, ha sido difícil imaginar cómo continúa a mantener las esperanzas vivas. Fue inspirador cuando, en marzo, se casó con su prometida Stella Moris, en Belmarsh, con sus dos hijos presentes, pero fue casi insoportablemente conmovedor cuando, después, salió de la prisión para cortar el pastel sin él y, poco después de eso, tuvo una recepción de boda en el centro de Londres, en la que, una vez más, él estuvo notablemente ausente.

En junio, la entonces Secretaria de Interior Priti Patel aprobó formalmente su extradición, pero en agosto sus abogados apelaron el fallo de diciembre del 2021, una vez más sosteniendo la esperanza de que la extradición todavía pueda ser detenida y, en octubre, fue obviamente esperanzador para todos los involucrados en el caso, que 5,000 personas se presentaran en Londres para rodear el Parlamento en una Cadena Humana y que otros eventos tomaran parte alrededor del mundo, incluyendo una cadena humana en el Departamento de Justicia en Washington, D.C. y otra en Melbourne.

Ahora, sin embargo, esta carta abierta de los cinco periódicos con los que trabajó WikiLeaks en la publicación de los cables estadounidenses — en la que desaires personales y afirmaciones desacreditadas finalmente han sido abandonadas — con suerte aumentará la presión sobre el gobierno de Biden, especialmente ya que el Primer Ministro australiano Anthony Albanese pidió esta semana una resolución para el caso.

En el parlamento australiano, la MP independiente Monique Ryan, quien dijo que el periodismo de interés público era “esencial para la democracia” y declaró que la libertad de Assange “sólo vendrá con intervención política”, le preguntó a Albanese “’¿Intervendrá el gobierno para traer a casa al Sr. Assange?”, a lo cual contestó “He sacado al tema esto personalmente con representantes del gobierno de los Estados Unidos. Mi posición es clara y ha sido clara con la administración estadounidense — es momento de que este asunto llegue a un cierre”.

Así como la contribución de Albanese, los abogados de Assange también presentaron una apelación ante la Corte Europea de Derechos Humanos (ECHR por sus siglas en inglés). Como le dijo Gabriel Shipton, el hermano de Assange a Reuters, que “cree que las autoridades estadounidenses querrán evitar que el caso llegue a la ECHR, ya que los medios europeos y el público son más simpatéticos con su causa que aquellos en el Reino Unido o EE.UU.”, como describió la agencia de noticias.

“Me imaginaría que Estados Unidos evitaría eso”, dijo Shipton, “intentar extraditar a un editor de Europa por publicar revelaciones de guerra de Estados Unidos cuando EE.UU. está pidiéndole a Europa que haga todo tipo de sacrificios por la guerra en Ucrania”.

Con la apelación del Reino Unido lista para ser escuchada en año nuevo, ahora sería un buen momento para que el gobierno de Biden — y el fiscal general Merrick Garland — reflexionen acerca de lo que están haciendo, continuando con la vendetta de Donald Trump contra Julian Assange, dirigida, no puedo sino imaginar, menos al mismo Assange y más a amenazar periodistas en general. Me sorprende — y me deprime en la misma manera — que casi dos años de presidencia de Biden, esta maligna e injustificable solicitud de extradición, no haya sido retirada.

 


 

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