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En los últimos días de Trump, el junta de revisión de Guantánamo aprobó la liberación de prisioneros

16 de diciembre de 2020
Andy Worthington

Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 7 de enero de 2021


A la izquierda: Said Salih Said Nashir (también conocido como Hani Saleh Rashid Abdullah), un prisionero yemení en Guantánamo que ha sido aprobado apenas para ser liberado por la Junta de revisión periódica (Periodic Review Board, iniciales en inglés PRB). Los otros hombres son Moath al-Alwi y Omar al-Rammah, quienes, desafortunadamente, tuvieron su encarcelamiento confirmado por los PRBs, casi tres y cuatro años respectivamente desde que sus audiencias se llevaron a cabo.

En los tres años y once meses desde la toma de poder de Trump, no ha habido, hasta ahora, buenas noticias. La primera noticia Buena, reportada por NPR el 11 de diciembre fue que Said Salih Said Nashir, un yemení de 46 años detenido en Guantánamo sin cargos ni juicio por 18 años, ha sido aprobado unánimemente para ser liberado por una PRB.

Consistente con oficiales de un junta militar y de inteligencia, los Juntas de revisión periódica fueron establecidos por Obama, para revisar los casos de los hombres detenidos en Guantánamo que no habían sido recomendados para ser liberados por el primer proceso de alta revisión del ex presidente, el Equipo de Trabajo para Revisión de Guantánamo.

El reporte del equipo trabajo, recomendando la liberación de 156 prisioneros, 36 para juicio y 48 para continuo encarcelamiento sin cargos ni juicio, fue publicado en enero del 2010, pero para el momento en el que los PRB se llevaron a cabo, a principios de noviembre del 2013, solo 41 de los 48 de los hombres recomendados para permanecer encarcelados sin cargos o juicio se quedaron: dos murieron y cinco, oficiales talibanes de alto rango, fueron liberados en un intercambio de prisioneros.

Además, 23 de los 36 hombres recomendados para juicio por el equipo especial fueron puestos como elegibles para las PRB, más que nada porque el sistema de juicio escogido para prisioneros en Guantánamo, las comisiones militares, estaba colapsando bajo los retos legales, ya que algunas convicciones aseguradas desde que las comisiones fueron arrastradas de vuelta a la vida, desde los libros de libros de historia, habían sido revocadas por apelaciones, con jueces fallando, como lo advirtió el gobierno, que la mayoría de los cargos, incluyendo el cargo común de brindar material para terrorismo no eran, de hecho, crímenes de guerra.

En los últimos tres años de gobierno para Obama, las PRB revisó el caso de los 64 de estos detenidos y los 38 casos de quienes estaban recomendados para ser liberados, con todos menos dos hombres, liberados antes de que dejara el poder. Los otros 26, descritos precisamente como “prisioneros eternos” por los medios mainstream, continúan en revisión bajo Donald Trump; pero con un comandante en jefe que twittea, incluso antes de tomar el poder, que “no deberán haber más liberaciones de Gitmo”, nadie fue recomendado para ser liberado hasta que estas últimas noticias llegaron y con la mayoría de los prisioneros boicoteando este proceso, habiendo concluido que no tenía sentido alguno.

Recomendados para ser liberados

Said Salih Said Nashir (también identificado como Hani Saleh Rashid Abdullah) rompió esta tendencia, acudiendo a su audiencia de PRB en noviembre del año pasado y en octubre 29 (en una decisión desconocida hasta la semana pasada), el junta “por consenso, determine que la ley de guerra de detención continua ya no es necesaria para proteger contra la continua amenaza significativa a la seguridad de los Estados Unidos”.

La decisión fue por mucho atrasada, pero fue, tristemente, algo típico del exagerado sentido de precaución que ha tipificado las evaluaciones burocráticas de la importancia de los prisioneros a través de la historia de Guantánamo.

En el caso de Nashir, debería de haber sido recomendado para liberación en la audiencia que tuvo en abril del 2016. Como reporté en su momento:

    Es uno de seis hombres de un grupo detenido en una redada en una casa de Karachi en Paquistán el 11 de septiembre del 2002, el mismo día que el supuesto co conspirador del 11/9 Ramzi bin al-Shibh fue detenido, que fueron enviados a una prisión de tortura manejada por la CIA por seis semanas. Fueron inicialmente referidos como reclutas para un ataque terrorista específico aunque el gobierno, ya hace mucho tiempo, se alejó de este alegado, como fue evidente cuando el primero de los seis Ayub Murshid Ali Salih (ISN 836), tuvo su PRB en febrero y fue aprobado para ser liberado el mes pasado.

    Crucialmente, el gobierno concedió que, aunque los seis yemeníes fueron inicialmente “etiquetados como los ‘Karachi Six’, basándose en preocupaciones de que eran parte de una célula operativa de al Qa’ida para apoyar un ataque futuro”, se había hecho obvio que “una revisión de lo reportado disponible” indicaba que “esta etiqueta reflejaba, de manera más precisa, las circunstancias comunes de su arresto y que era más probable que los seis yemeníes fueran elementos de una gran grupo de combatientes que planeadores senior de al-Qa’ida considerados potencialmente disponibles para futuras operaciones”.

En los meses que siguieron, todos los miembros de la célula no existente de los “Karachi Six” fueron recomendados para ser liberados y los cinco hombres fueron posteriormente liberados, aunque todos tuvieron que ser re ubicados en terceros países debido a una larga prohibición en contra de repatriar prisioneros yemeníes, basada en la situación de seguridad en su país de origen. Uno de los cinco fue enviado a Cabo Verde, otros dos a Omán y los otros dos, desafortunadamente fueron enviados a los Emiratos Árabes Unidos en donde, en lugar de la libertad que les fue prometida, han sido sujetos a encarcelamiento continuo y abuso en prisiones secretas.

La detención continua de Nashir, mientras tanto, fue aprobada en noviembre del 2016 y, aunque una audiencia de seguimiento fue programada, en diciembre de ese año, el junta llegó a la misma decisión en enero del 2017 y después tuvo que esperar hasta el siguiente noviembre para otra oportunidad para persuadir al junta que no representaba ninguna amenaza para los Estados Unidos.

En la audiencia, su abogado Charley Carpenter, quien ha representado a Nashir desde el 2005, le recordó al junta que Hani, como lo conoce, “es un hombre relativamente sencillo, incluso ingenuo, no dado a la artificiosidad ni al engaño” que encuentra las audiencias como “altamente estresantes” y busca abordar preocupaciones que levantó el junta en el 2016 acerca de las actividades pasadas de su cliente, que claramente había pasado tiempo investigando.

Sus contribuciones y aquellas de su compañero abogado Steve Truitt, evidentemente ayudaron a persuadirlos a aprobar la liberación de Hani, con los miembros del junta declarando en su decisión que habían “considerado su bajo nivel de entrenamiento y su falta de posición de liderazgo en Al Qaeda o con los talibanes, su sinceridad en relación con sus actividades en Afganistán y con Al Qaeda y sus esfuerzos por mejorar mientras estuvo detenido, incluyendo su participación en varios cursos en Guantánamo”. También notaron “la habilidad y disposición de su familia para apoyarlo si era transferido, su plan creíble para mantenerse en el evento de una transferencia y el mejoramiento significativo en su cumplimiento desde la audiencia del 2016”.

En conclusión, los miembros del junta recomendaron “las siguientes condiciones relacionadas con la transferencia del detenido: robustas garantías de seguridad para incluir monitoreo, restricciones de viaje y apoyo de integración, como se acordó con los departamentos relevantes y agencias”.

Hablándole al NPR, Charley Carpenter llamó esta decisión “el reconocimiento, como siempre lo hemos pensado, que la continua detención de este hombre no ayuda a la seguridad nacional de los Estados Unidos”.

Carpenter añadió que el proceso a la fecha fue “una larga odisea y que todavía no había terminado”, pero señaló que “significa que un obstáculo importante en su esfuerzo para regresar a casa había sido superado”. Como también explicó, él está “optimista acerca de que la próxima administración renovará esfuerzos para sacar a la gente de Guantánamo”.

Nashir ahora se une a los otros cinco hombres cuya libertad fue aprobada bajo Obama, pero no fue liberado antes de que Trump tomara el poder, dos hombres aprobados por las PRB y tres por la Guantánamo Review Task Force.

Lo que necesita pasar ahora

Lo que sea que pueda pasar con Joe Biden y Guantánamo, sea, por ejemplo, que termine controlando el congreso y se prepare para gastar el capital político para finalmente cerrar la prisión, queda muy claro que las ONG y los abogados ejercerán presión para que libere a los hombres cuya libertad ya fue aprobada y para reconocer una necesidad de actuar sobre lo que arriba describe como “un exagerado sentido de precaución que ha tipificado las evaluaciones burocráticas de la importancia de los prisioneros a través de la historia de Guantánamo”.

Mientras que Said Nashir esperó casi un año para la decisión de la PRB en su caso, otros han esperado mucho más, sugiriendo que el junta estaba seriamente conflictuado acerca de si recomendar la liberación o la continua detención. Moath al-Alwi, un talentoso artista conocido por sus extraordinarios modelos de barcos fabricados con materiales de desecho, tuvo su última audiencia el 27 de marzo del 2018 y no se dio una decisión hasta el 29 de octubre de este año (2020), como hicieron con el caso de Omar al-Rammah, un yemení capturado en una misión sospechosa en Georgia en el 2002, cuya audiencia se llevó a cabo el 9 de febrero del 2017.

Incluso si ponemos a un lado, por un momento, el retraso inaceptable en la entrega de decisiones en estos casos (casi tres años y cuatro respectivamente), sigue siendo claro para aquellos que son capaces de alejarse del sentido de precaución institucionalizado de Guantánamo de que ninguno de estos hombres ha cometido delitos, que en otra circunstancia, justificaría 20 años de encarcelamiento y que lo mismo es verdad acerca de otros hombres que siguen detenidos, cuya percibida peligrosidad parece relacionarse a la actitud percibida en custodia o a las valoraciones disputadas de su significado, hombres como Khalid Qassim, Asadullah Haroon Gul y Saifullah Paracha, por mencionar solo tres.

Voy a escribir más acerca de estos hombres y de otros casos en los próximos meses, pero por ahora me gustaría dejarte con la noción de que Joe Biden necesita moverse rápidamente para nombrar a un oficial que pueda lidiar con Guantánamo, para asegurar la liberación de prisioneros y valorar cómo revisar los casos en una manera que sea más apropiada que las PRB.


 

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