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El “prisionero para siempre” libio Ismael Ali Bakush fue aprobado para ser liberado de Guantánamo, uniéndose a los otros 21 de los 36 prisioneros que siguen ahí

4.10.22
Andy Worthington

Traducido por El Mundo no Puede Esperar 8 de diciembre de 2022


Ismael Ali Bakush, prisionero en Guantánamo, en una foto incluida en su expediente militar clasificado publicado por WikiLeaks en el 2011

En septiembre 23, una Junta de Revisión Periódica (PRB por sus siglas en inglés) en Guantánamo — un proceso administrativo introducido por Obama — aprobó la liberación de Ismael Ali Bakush, un libio de 54 años que ha estado detenido sin cargos ni juicio desde agosto del 2002.

Bakush era uno de los 22 “prisioneros para siempre que el presidente Biden heredó de Donald Trump — hombres detenidos indefinidamente sin cargos ni juicio porque el primer proceso de revisión de Obama llamado El Equipo de Trabajo para Revisión de Guantánamo, concluyó, después de revisar sus casos en el 2009, que seguían constituyendo una amenaza para los Estados Unidos mientras que concedían que la evidencia en su contra era insuficiente para enjuiciarlos (como el caso de Bakush) o, en otros casos, porque habían sido recomendados para proceso legal por un grupo especial; pero esa opción había sido dejada cuando la viabilidad del único sistema de juicio en Guantánamo — las comisiones militares — había sido sacudido  por un número de apelaciones exitosas.

Sesenta y cuatro hombres fueron inicialmente puestos ante PRB, cuando el proceso fue establecido en el 2013 y, entre el 2014 y 2016, 38 de ellos fueron recomendados para ser liberados (y todos menos dos fueron liberados antes de que Obama dejara el poder), pero Bakush, cuya primera revisión tomó lugar en julio del 2016, fue uno de los 26 que no pudieron persuadir a los miembros de la junta de que era seguro recomendarlo para ser liberado, aunque la única supuesta evidencia que lo conecta con al-Qaeda es su membresía del Grupo Libio de Lucha Islámica (Libyan Islamic Fighting Group (LIFG)), una organización de exiliados libios comprometidos, principalmente, a sacar al dictador Moammar Gaddafi, pero que, dicen las autoridades estadounidenses, “se fusionó con al-Qaeda”.

La historia de Bakush

Una explicación más mundana de las actividades de Bakush fue dada por su Reporte de Asesoramiento del Detenido (Detainee Assessment Brief), publicado por WikiLeaks en el 2011. La valoración indica que, cuando era joven, viajó a Afganistán, en donde, en 1991, se entrenó por dos meses en un campamento manejado por Abd al-Rasul Sayyaf, descrito como el “segundo en comando de Ahmad Shah Masoud”, que después fue el líder de la oposición a los talibanes a través de la Alianza del Norte y fue asesinado sólo dos días antes de los ataques del 11/9. Sorprendentemente, una nota de pie en su expediente, dice que Sayyaf “fue un mentor para Khalid Shaykh Muhammad” y otros supuestos terroristas de al-Qaeda, aunque esto no tiene sentido alguno. Sayyaf estaba implacablemente opuesto a los talibanes y, por extensión, a al-Qaeda. Un miembro del parlamento afgano a partir del 2005, se fue a India cuando los talibanes re establecieron control de Afganistán en el 2021.

Después de su entrenamiento, Bakush se involucró en la guerra civil que vino con la salida de los rusos de Afganistán, peleando en contra “del gobierno de Najibullah, apoyado por los comunistas” y pasó dos años viviendo en Torkham, en la frontera con Pakistán. Desde 1994, aparentemente “trabajó en Sudán por aproximadamente dos años vendiendo perfumes importados de Pakistán” en donde supuestamente se ligó con el LIFG. En 1997, después de ser “arrestado por el gobierno de Sudán y le ordenaron que dejara el país”, aparentemente voló a Damasco, en Siria, en donde “dice que fue arrestado y torturado por tres meses por la sospecha de ser un espía israelí” y, cuando fue liberado, viajó a al-Zarqa, en Jordania “en donde supuestamente fue mantenido por el LIFG por tres o cuatro meses” hasta que “preocupaciones de seguridad” hicieron que regresara a Afganistán, en donde supuestamente “se quedó en una casa de seguridad operada por el LIFG” en Jalalabad hasta 1999, con otros exiliados, “esperando órdenes de regresar a Libia, que jamás llegaron”.

Después de mudarse con sus compañeros al “distrito con predominancia árabe Wazir Akbar Khan en Kabul”, aparentemente el LIFG negoció con los talibanes “acerca de darles asistencia en la lucha contra la Alianza del Norte” y “decidieron aliarse con los talibanes”. Bakush entonces “luchó con los talibanes al frente” y, después del 11/9, “peleó en contra de la Alianza del Norte en y alrededor de Kabul” hasta la caída de la capital. Crucialmente él “dijo que nunca condujo ataques en contra de las fuerzas estadounidenses y de la coalición y negó conocimiento previo de los ataques terroristas del 11/9” y parece que hay poca razón para dudar de eso.

Después de la caída de Kabul, llegó a Pakistán, en donde terminó en una casa de seguridad y que arrestado en abril del 2002 con otros tres hombres que también acabaron en Guantánamo, pero que fueron liberados hace varios años.

Antes de su PRB, la única aparición pública reportada de Bakush fue en el 2004, cuando le dijo a su Tribunal de Revisión de Estatus de Combatiente (Combatant Status Review Tribunal, un proceso establecido por George W. Bush para sellar la designación de los prisioneros, al momento de su captura, como “enemigos combatientes” que podían ser detenidos indefinidamente sin ningún derecho) que su “principal preocupación” era “Libia y el derrocamiento del coronel Gaddafi” reiterando que “nunca conoció a bin Laden” y que “en ningún momento condujo algún tipo de operaciones en contra de las fuerzas americanas”, explicando también que “la razón por la cual decidió pelear con los talibanes fue porque vivía en Afganistán tanto antes como después del control talibán. Antes de eso eran robos, saqueos y peleas entre grupos. Después de que toaron control el área se volvió segura”.

Después de su CSRT, Bakush desapareció de vista. Cuando los prisioneros aseguraron sus derechos de habeas corpus, fue representado por una serie de abogados, pero, para el 2013, el último de estos representantes Matthew Melewski, le dijo al blog The Talking Dog que Bakush había perdido la esperanza y que le había pedido que retirara la petición de habeas pendiente, lo cual hizo, declarando que “voluntariamente desestimaba” su caso ante los tribunales, “citando futilidad”. También explicó que “como la mayoría de los detenidos, entiende la realidad de la situación mucho mejor que la mayoría de los estadounidenses. Se dio cuenta hace mucho que, si algún día saliera vivo de Guantánamo, sería resultado de algún cálculo político, no de una determinación legal y ciertamente no consecuencia de algún sentido equidad o justicia”. Cuando le preguntaron cuándo había visto a Bakush la última vez, Melewski explicó “No he visto a Ismael hace más de un año. No responde mis cartas. Se ha dado por vencido”.

Las revisiones de Bakush del 2016 y 2020

Cuando la primera PRB de Bakush llegó, su Representativo Personal (un oficial militar asignado para representar prisioneros en sus PRB) le dijo a los miembros de la Junta que él estaba “dispuesto y emocionado por iniciar un nuevo capítulo en su vida” y “desea sólo seguir adelante y dejar el pasado atrás”, expresando también confianza en que su “deseo de perseguir una vida pacífica y productiva es sincero”. El intercambio de Bakush con los miembros no fue hecho público, pero era claro que se habían obsesionado con afirmaciones, en el resumen de alegatos hechos en su contra, que él era para LIFG “un experto en explosivos que entrenó a miembros de al-Qa’ida y que probablemente estaba asociado y daba apoyo operativo a miembros clave de al-Qa’ida” y que, después de haber escapado a Pakistán en el 2002, “probablemente ayudó a miembros de al-Qa’ida y LIFG a planear operaciones externas y se comunicó regularmente con figuras prominentes de al-Qa’ida, incluyendo, posiblemente a Abu Zubaydah (GZ-10016) y probablemente al líder senior de al-Qa’ida Abu Faraj al-Libi (LY-10017)”.

No sólo están en disputa esas descripciones de Abu Zubaydah y Abu Faraj al-Libi, sino que también es importante mencionar los muchos usos de las palabras “probablemente” y “posiblemente”, para tener alguna idea de qué tan inestable esta supuesta evidencia era, especialmente ya que también se mencionó que el mismo Bakush “ha negado consistentemente sus lazos cercanos con al-Qa’ida y ser experto en explosivos y se ha presentado ante los interrogadores estadounidenses como un combatiente de bajo nivel”.

Sin embargo, los miembros de la junta sostuvieron el continuo encarcelamiento de Bakush sin cargos ni juicio en agosto del 2016, respaldando los enlaces con al-Qaeda que afirma el gobierno haber y también criticándolo por lo que ellos perciben como su “falta de franqueza y respuestas evasivas, improbables y frecuentemente absurdas en relación a su pasado, actividades y creencias”, así como su “falta de esfuerzo para prepararse para una vida después de la detención mientras en Guantánamo y su fracaso en presentar un plan para una vida después de ser transferido”, aunque lo último era en particular difícil para Bakush, quien, habiendo cortado toda comunicación con sus abogados, no parece siquiera estar en contacto con su familia.

Tomó hasta octubre del 2020 para que le dieran otra oportunidad a Bakush de dirigirse a la junta, pero para este punto casi todos los prisioneros elegibles para PRB habían concluido que se habían convertido en una farsa bajo Donald Trump y las boicotearon, como fue el caso de Bakush. Predeciblemente, su continuo encarcelamiento fue sostenido nuevamente, con los miembros de la junta reiterando sus preocupaciones acerca de su supuesto “largo historial de trabajar con LIFG y al-Qaeda y el hecho de haber jugado un rol significativo en sus operaciones incluyendo el de experto en explosivos y entrenador” y también quejarse de su “inhabilidad para valorar su actual estado mental y nivel de amenaza por su rechazo a reunirse con su representante personal, la falta de sumisión de cualquier material nuevo y su decisión de no acudir a la audiencia”.

La última revisión de Bakush

Como resultado de todo lo anterior, no puedo imaginar que alguien poniendo atención a las PRB pudiera pensar que su tercera revisión, que tomó lugar el 22 de marzo de este año, pudiera tener un resultado distinto, aunque era claramente útil que esta vez se haya presentado para la audiencia y, aunque no sabemos lo que les dijo a los miembros, sabemos que su Representante Personal dio un poderoso discurso en apoyo a su liberación, declarando que “aunque es introvertido de naturaleza, Ismael acude a cada reunión que solicito y es abierto conmigo en discutir su pasado y planes futuros. Si es aprobado para transferencia, Ismael sueña con una vida sencilla con objetivos modestos. Quiere ser reubicado en un país de habla árabe en donde pueda asimilar fácilmente. Ismael está abierto a asistir a un programa de rehabilitación. Quiere trabajar en una pequeña tienda o negocio y espera un día poder tener su propia tienda. Sueña con encontrar una esposa y tener hijos algún día. Creo que Ismael tiene la capacidad de lograr todas estas metas si es liberado de Guantánamo”.

El Representante Personal añadió “Quiero compartir una breve anécdota acerca de Ismael que demuestra su madurez, resiliencia y habilidad para afrontar los contratiempos — todas, cualidades que creo que serán de gran valor al reintegrarse en una sociedad. Sólo había estado en una reunión con Ismael por un periodo corto de tiempo cuando me pidieron que le diera algunas noticias que sabía que serían perturbadoras y que harían que cualquiera se sintiera enojado, impotente o desesperado. Me preparé para una variedad de reacciones negativas que pensé que podrían provocar las noticias y me preocupé de que se cerrara y se negara a reunirse conmigo y participar en el proceso de PRB. Sin embargo, Ismael aceptó las noticias con una decepción silenciosa. Hizo preguntas perspicaces para intentar entender la situación y si había algo que se pudiera hacer al respecto. Nunca se soltó con enojo o frustración conmigo o con los guardias JTF o con otros detenidos. Su respuesta mostró un nivel de madurez emocional y de resiliencia que creo que le permitirá florecer en donde sea envidado”.

Tomó seis meses para que los miembros de la junta llegaran a una decisión en el caso de Bakush, sugiriendo que algunos de los involucrados todavía tenían preocupaciones acerca de si aprobarlo o no para liberación pero eventualmente el consenso fue alcanzado y, después de 20 años en Guantánamo, le dijeron finalmente que los miembros de la junta habían “determinado que continuar con la ley de detención de guerra” ya “no era necesario para proteger en contra de una amenaza significativa hacia la seguridad nacional de Estados Unidos”. Como resultado de esta decisión, sólo tres “prisioneros para siempre” quedan sin haber sido aprobados para liberación — Abu Zubaydah, Abu Faraj al-Libi y Muhammed Rahim.

En su determinación final, los miembros continuaron manteniendo que Bakush “representa un nivel de amenaza dada su historia”, pero se dieron cuenta de que “la amenaza puede ser adecuadamente mitigada” a través de “reubicación da un tercer país con habilidades fuertes de rehabilitación y apoyo en reintegración e implementación de un conjunto comprensivo de garantías de seguridad incluidos monitoreo y restricciones de viaje”.

También declararon su consideración de lo que fue finalmente descrito como su “rol de bajo nivel en LIFG y su falta de liderazgo en los talibanes o al-Qaeda” y llevaron a la junta “la falta de información indicando que esconda planes extremistas o sentimientos antiamericanos”.

Nada que haga Estados Unidos puede regresarle a Ismael Ali Bakush los veinte años que le robaron porque, como con muchos otros prisioneros, las autoridades irresponsablemente exageraron los alegatos en su contra para fomentar la ilusión de que soldados de bajo nivel del mundo musulmán están involucrados de manera importante con al-Qaeda. Sin embargo, se espera que la reciente designación de una “representante especial” en el Departamento de Estado, asignada para lidiar con las transferencias y reubicaciones, realice su ágil liberación, junto con los otros 20 hombres aprobados para ser liberados por el proceso de revisión de alto nivel gubernamental, así como la reubicación de Majid Khan, el mensajero de al-Qaeda que se convirtió en un testigo cooperativo y cuya sentencia terminó en marzo 1 de este año.

A este punto en la larga y sórdida historia de Guantánamo, la única medida válida de reconocimiento de la escala de ilegalidad duradera de la prisión es que la administración de Biden libere a todos los hombres tan rápidamente como sea posible y les permita intentar seguir adelante con sus vidas.


 

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